Diario de juego: Final Fantasy XIII (3 y último)

15 de enero de 2013 a las 10:13 am

Ni tanto ni tan poco, Square. Llevo tiempo quejándome de la excesiva linealidad del juego y de repente en el capítulo 11 llego a una zona tan amplia que no se ve el final.

Sigue siendo lineal (solo tengo que cruzar la llanura y caminar hasta el punto de destino sin hacer nada más) pero ya no es «pasillero». O al menos no lo es durante esos breves minutos en los que no sabes si explorar la zona o salir de allí corriendo tras ver el nivel de los enemigos que campan a sus anchas a tu alrededor.

Para darle un poco más de emoción a tu decisión, lo primero que encuentras es una efigie flotante que te tienta con una misión de caza. ¿Qué harás, pasar de ella o intentar completarla para ver qué suculentas recompensas obtendrás por tu esfuerzo?

Ni que decir tiene que yo lo intenté. Es más, exploré toda la zona, lo que me debió llevar al menos dos horas. Pero la recompensa por derrotar a otro flan más no fue todo lo jugosa que me hubiese gustado. No pasa nada, es solo la primera misión de caza sobre 64. La terminé con 3 estrellas (sobre 5) lo que no me dio ánimos para intentar ninguna más de momento, al menos hasta el post-juego.

Si obviamos esa pequeña concesión a los RPG de toda la vida (escenarios amplios y misiones secundarias) el resto del juego se desarrolla exactamente igual que los capítulos anteriores: pasillos y más pasillos.

Hay algunos escenarios interesantes, como los acantilados exteriores de la torre que tienes que cruzar (aburrídisima, por cierto) para llegar al poblado de Fang y Vanille, y la superficie nevada cuando por fin te acercas a él. En los textos durante la carga te dicen que es polvo cristalizado de los lu’Cie que han muerto sin cumplir su misión pero me gusta más pensar que es nieve, que queda igual de bien para representar un poblado que ha quedado desolado y deshabitado pero es menos tétrico.

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Este es el último diario que escribiré sobre el juego. He tardado tanto en hacerlo que se me ha juntado el final de la historia principal con todo el post-juego. Los 4 últimos capítulos me han durado lo mismo que el resto del juego. Comencé con 25 horas a mis espaldas y he terminado con un tiempo de algo más de 53 horas.

¿Cómo puede ser que haya tardado tanto en completar la partida? Fácil: con dungeons y zonas excesivamente largas y llenas de enemigos. Ha sido especialmente frustrante la vuelta al Nido, con sus pasillos inacabables y enemigos a cada paso y sin revelar ningún nuevo detalle de la historia para animarme a continuar.

¿Y qué decir del último nivel psicodélico obligatorio en cualquier RPG japonés que se precie? Normalmente sería un laberinto lleno de palancas, puertas y pasillos giratorios con reglas imposibles de entender, pero esto es Final Fantasy XIII y no es más que un pasillo disimulado con algunas plataformas a los lados donde recoger objetos y derrotar monstruos para ganar experiencia. Al menos debo agradecerles que no hayan seguido los tópicos a este respecto, aunque en realidad la torre de la que hablaba antes cumplía bastante bien esos requisitos.

El final del juego vuelve a ser ese intento de mostrarnos el triunfo del bien inherente al alma humana sobre los malvados designios de los dioses todopoderosos que los han creado. Es estúpido, como siempre, pero tras más de 20 años contando el mismo tipo de historia se veía venir que iban a volver a su tema preferido. Desde luego, cuando Lightning decidió que tenía que librar a la humanidad de los fal’Cie ya vimos que todo iba a resumirse en eso: una pelea en la que el poder de la amistad supera la venganza de un dios.

Lo malo es que la historia no cumple. Tras tantas horas invertidas esperaba algo más satisfactorio, pero como los personajes han estado tan poco desarrollados y no había personajes secundarios con alguna otra historia paralela que resolver, tenemos que conformarnos con un pequeño resumen contando lo bien que lo han hecho y cómo la humanidad vuelve a ser «libre».

Es increible que pueda resumir 25 horas de juego en tan poco espacio, pero es que no da para más. No hay nada que me haya llamado la atención, ninguna escena memorable, ningún giro inesperado en la historia, algún escenario destacable…

Podría nombrar la pelea de Fang y Vanille contra su Eidolon, que ha sido la que más justa me ha ido (gané en el último segundo tras repetirla al menos 10 veces) pero no sería por lo mucho que me ha gustado si no por lo frustrante que pudo llegar a ser. Como casi todas estas peleas, vamos.

Y así llegamos al post-juego, con sus misiones de caza y logros de maximizar personajes y armas, que han requerido decenas de horas para completarlos. He tardado casi 110 horas en completar todos los logros del juego, más incluso de lo que tardé en finalizar la historia.

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El post-juego ha sido a partes iguales más interesante y aburrido que la historia principal. Interesante por la gran cantidad de enemigos y zonas nuevas a explorar, y aburrido por la necesidad inevitable de pelear por pelear para poder subir el nivel de los personajes al máximo y luego conseguir el dinero para obtener todas las armas y accesorios.

La mayoría de las 64 misiones de caza han sido bastante sencillas. Empezaron bien, guiándome de una a otra por la localización de las efigies. El enemigo que te pide derrotar la primera está al lado de otra efigie, que te lleva hasta otro enemigo que a su vez tiene al lado otra efigie más…

Una buena manera de animarte a continuar pero que dura poco. Pronto encontrarás que tienes que dar vueltas para buscar más efigies, otras están caídas porque tienes que terminar alguna misión anterior y así continuamente. Al final merece la pena coger un listado de todas las misiones disponibles (aquí, por ejemplo) y seguirlas una a una.

Siempre es de agradecer que incluyan zonas secretas aunque sean pequeñas. Me encantó descubrirlas en Final Fantasy X y me ha gustado en este también. Permitirte correr en chocobo siempre es divertido y más si puedes excavar objetos útiles. Solo echo de menos poder sobrevolar el mapamundi, si lo hubiera.

En algunas de las misiones se han pasado bastante con la dificultad del enemigo. Es cierto que siempre hay alguna manera de vencerlos, pero muchas veces conseguir las cinco estrellas requiere usar un vapor evasivo para pillarlo por sorpresa e ir equipado como corresponde. Tener buenas armas y maximizar el cristarium todo lo posible también ayuda, y hay enemigos que parecen imposibles al principio pero en cuanto subes un poco los personajes barres el suelo con ellos.

Por ejemplo, el Cactilio gigante (misión 54) me resultó imposible la primera vez. Su ataque de 10.000 espinas que lanzaba varias veces en uno de mis turnos me mataba continuamente. En cuanto subí de nivel fui capaz de matarlo sin necesidad de curarme ni una sola vez. Ayudaba ir con armas de fuego, que le quitaron la vida muy rápidamente.

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Otras peleas las tuve que terminar usando la táctica del Necro de Vanille (o sea, lanzar Necro hasta que suena la flauta y el enemigo se muere de un golpe) como el Neochú que guardaba el huevo nutritivo (dobla la experiencia que recibes) o los primeros Zimitras.

La última misión fue la más pesada, más que nada porque cada reintento no bajaba de 10 minutos. Al final tuve que usar la táctica ruin de envenenarlo y protegerme mientras moría. Pero lo que importa son los resultados y con esta última pelea conseguí el logro de acabar todas las misiones con 5 estrellas.

Y tras esto… a matar Adamantaimais y Shaolong Guis. Las primeras peleas con los Adamantaimais fueron complicadas, mientras aprendía la forma más óptima de matarlos en el menor tiempo posible. Pasé de comenzar con un vapor tónico para tener Prisa a ir con accesorios para la ocasión, y matarlo en menos de 2 minutos.

Los Shaolong Guis fueron más difíciles, y aunque he visto videos donde los matan en 70 segundos yo no bajo de 2 minutos también. Pero una vez encuentras las formaciones que mejor se adaptan a tu forma de juego y qué habilidades y equipo usar las peleas se vuelven completamente repetitivas. El objetivo eran 6 materias oscuras y no tardé más de 3 horas en conseguirlas. Teniendo en cuenta que estuve más de una hora intentando matarlos hasta que di con un modo sencillo para hacerlo no es un mal resultado.

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Los Adamantaimais en cambio me volvían loco. Al principio soltaban lingotes de platino con tanta facilidad (casi uno por combate) que creía que no habría ningún problema en conseguir todo el dinero necesario en 3 o 4 horas. Pero de trapezoedros no caía ninguno… y así hice lo peor que podía haber hecho: en cuanto conseguí el primero hice el «truco» de mejorar un arma de Fang al límite y desmontarla para conseguir 3 trapezoedros. Eso me quitó al menos medio millón de dinero que me habría venido muy bien después. Sobre todo porque acabé el juego con más trapezoedros de los que necesitaba, así que podía haberme esperado un poco matando unos cuantos quelónidos más porque al final salen. Vaya si salen.

Conseguir por fin el logro de Coleccionista ha sido todo un alivio. Para ir más rápido fui vendiendo todas las armas a medida que las mejoraba a nivel 2, lo que creo que me ahorró al menos 2 horas de matar Adamantaimais. Y cuando fui a recoger mi recompensa (el logro, vamos) me lo dieron a la primera. Casi creía que me habría dejado algún accesorio o arma por conseguir. Y así, tras 110 horas, grabé la partida, salí del juego, metí el disco dentro de su caja y de vuelta a la estantería y saqué su continuación: Final Fantasy XIII-2.

Al final el juego me ha dejado un sabor agridulce. Me ha gustado el sistema de combate aunque es realmente simple y el menú de objetos no lo usé casi nunca (unas pociones al comienzo del juego y algunas colas de fénix para revivir a algún compañero en momentos críticos) pero la idea de las formaciones me ha gustado, le dan bastante dinamismo al combate. Con el taller de modificación y mejora de armas y accesorios me ganaron sin discusión, me encanta ese tipo de cosas.

El problema es la historia, los escenarios repetitivos y la ingente cantidad de peleas para alargar de forma innecesaria la partida. No ayuda que incluso los enemigos más tontos te puedan durar 2 minutos. En el post-juego los matas en segundos, pero antes pueden llegar a ser muy molestos.

¿Podría recomendar el juego? Es una pregunta complicada. Para mi un RPG tiene que tener una historia entretenida y accesible con personajes interesantes. Si eso falla no lo puede salvar ni un buen sistema de combate (es el caso de Star Ocean IV, por ejemplo) Está claro que los valores de producción son elevados y que Square ha hecho un juego excelente en ese sentido. Pero le falta algo de «sentimiento» para llegar a estar entre los grandes.

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1 Comentario
  • 15 de enero de 2013 a las 10:51 am
    #1

    Bueno, lo primero es darte la enhorabuena por haber conseguido el logro de todos los objetos a la primera, yo no lo conseguí y me volví loco buscando lo que me faltaba (ya ni recuerdo lo que era).

    A mi el juego me encantó… pero me refiero al modo campaña con sus 50 horas, todo el post-juego me sobra. Me sobran las misiones de caza, subir de nivel y conseguir los trapezoedros, todo eso me aburrió muchísimo, pero al menos a mi la historia sí me gustó.

    Es cierto que no tiene el factor sensiblero tan marcado de FFX por ejemplo, pero a mi los personajes si que me han gustado, al menos Snow y sobretodo Lightning que se ha enamorado de principio a fin.

    Bueno, a ver si te gusta más el XIII-2, a mi me falla porque precisamente quita historia para poner escenarios abiertos y montones de misiones, y yo, por alguna razón, he aprendido a quererlos lo más pasilleros posibles, será que me hago viejo.

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