Un buen juego de rol que se precie debe tener tres ingredientes básicos: un mundo vivo y variado, una historia y personajes interesantes y atrayentes y un sistema de desarrollo de personajes que ofrezca multitud de opciones de personalización. Risen aprueba con nota en casi todos los apartados, pero aún así el todo no es la suma de sus partes.

Tu aventura se desarrolla en una isla volcánica. Vas de polizón en un barco en el que casualmente se encontraba el Inquisidor del continente dispuesto a enfrentarse a uno de los titanes que está destruyendo el mundo. Las tormentas son cada vez más fuertes, el Inquisidor viendo que no tiene nada que hacer se desvanece buscando refugio. Tu barco naufraga y te ves arrojado a la costa de una isla desconocida.

En esta isla han comenzado a surgir de las profundidades entradas a unas ruinas llenas de monstruos y tesoros. Oro y artefactos mágicos al alcance de cualquiera lo suficientemente loco como para enfrentarse a sus protectores. El Inquisidor cree que en estas ruinas encontrará la forma de derrotar al titán, y ordena a sus hombres que encierren a todos los habitantes de la isla en la ciudad para poderlas saquear sin interferencias, ayudado por el grupo de magos de la Orden. Un reducido grupo de luchadores por la libertad (aunque más bien bandidos la mayoría, y con más ansias de ayudarse a si mismos que a los demás) se oponen y también saquean las ruinas que encuentran para conseguir algo con lo que conseguir expulsar al Inquisidor.

Todo esto lo vas aprendiendo durante las conversaciones con los primeros personajes que aparecen. Te van guiando, aconsejando donde ir primero y qué evitar, y luego tú eliges tu destino. Haz algo distinto a lo esperado al comienzo del juego (es decir, no vayas a ver al grupo de bandidos y déjate capturar por la Inquisición como recluta en el monasterio de los magos de la Orden) y tus posibilidades en el mundo quedarán reducidas en un tercio. Puedes ir a visitarlos a su campamento, y te darán las pocas misiones que son necesarias para avanzar la historia pero nada más.

La historia es bastante elaborada, los personajes son creibles, interesantes y tienen buenos diálogos. Las voces inglesas son de gran calidad, algo que agradecerás con la ingente cantidad de conversaciones que contiene el juego.

Ninguno de los dos bandos es tan malo ni tan bueno como lo pintan. Habla con el Inquisidor y sus seguidores más fervientes y verás que su única meta es hacer del mundo un lugar mejor y que no están intentando explotar ni acosar a la población. Habla con el Don y sus bandidos más allegados y verás que sus intenciones son completamente altruistas y desinteresadas, y que quieren devolver la paz a la isla. En cambio… a su alrededor encontrarás personajes e historias que los hacen menos perfectos. Los bandidos roban, chantajean y se dejan sobornar. Los guerreros de la Inquisición se siente superiores al resto y se aprovechan de ellos.

A medida que avanza la historia vas conociendo mejor a cada bando, y vas comprendiendo cual es el sentido de todo lo que está sucediendo. Harás muchas misiones (habrá unas 200 en total), muchas de las cuales están relacionadas con la historia principal aunque sea de una forma tangencial. Por ejemplo, varias misiones implican sacar de la ciudad a la hija de un pirata que te acabará llevando al sitio donde debes recoger una reliquia más adelante si no la encuentras tú solo. Otras misiones no tienen nada que ver con la historia y solo te darán experiencia o alguna recompensa.

Pero querrás hacerlas todas. Es difícil conseguir dinero en este mundo, y todo el que consigas será necesario para comprar esas pociones curativas que necesitas o mejorar tu arma o tus habilidades. Por suerte la mayoría de las misiones son interesantes. Cierto que todas acaban siendo las ya típicas de buscar un objeto, entregar un objeto a alguien, o simplemente hablar con varios personajes, pero están bien contadas y apetece hacerlas.

Hablando de dinero no se puede dejar de mencionar la forma de mejorar a tu personaje. Todo en Risen cuesta dinero. Creo que la única excepción son las armaduras que te dan en la Orden al superar cada capítulo si te unes a ellos. Armas, armaduras, amuletos, pociones, comida… si no lo encuentras o lo robas lo tendrás que comprar, y los precios no son ninguna ganga. Además, mejorar una habilidad de tu personaje solo se puede hacer gastando puntos de aprendizaje y entrenando con un maestro. Y eso, como puedes imaginar, cuesta dinero.

El número de habilidades y atributos del personaje lo calificaría de correcto. Solo tienes tres atributos: fuerza (daño físico), destreza (daño con proyectiles) y sabiduría (daño mágico). Hay varias habilidades de combate cuerpo a cuerpo y a distancia (espada, hacha, bastón, arco y ballesta), mágicas (bola de fuego, proyectil mágico y de hielo) y secundarias (herrería, robar, abrir cerraduras, alquimia, sigilo entre otras pocas).

Cada nivel te dan 10 puntos de aprendizaje. Cada punto en un atributo cuesta un punto de aprendizaje (hasta un máximo de 100), cada nivel de las habilidades de combate físico o mágico cuesta 10 puntos y el resto 5. Teniendo en cuenta que las habilidades de combate se pueden subir hasta nivel 10 (aunque no es necesario) puede verse que es difícil mejorar tu personaje a menos que sea fácil subir de nivel. Y no lo es.

Risen está dividido en 4 capítulos. Cada capítulo aparecen nuevos monstruos y algunos de los que hubieses matado «reviven». Pero la mayoría permanecen muertos, así que tu nivel máximo depende de cuantos enemigos distintos existan en el mundo, además del número de misiones que realices. En la práctica es suficiente, puedes conseguir 260-300 puntos de aprendizaje si no te dejas nada, pero no esperes acabar aprendiendo todas las habilidades al máximo sin recurrir a trucos.

Hablemos ahora del combate. Esta es la parte que más frio me ha dejado. Aunque al mejorar tu habilidad con un arma se van abriendo varias posibilidades (parar, contratacar, cargar…) no hacen que cambie tu forma de afrontar un combate, esto es: te cubres con el escudo, golpeas tres veces (o el máximo que tengas), y te vuelves a cubrir. De vez en cuando te mueves a un lado para intentar sorprenderlo con la guardia baja. Cuando tienes suficiente fuerza, simplemente haz un golpe de carga y machacarás a tu rival.

Esta forma de pelear tiene varios problemas, pero en realidad un estilo distinto no mejoraría nada, son demasiado genéricos. Es imposible pelear contra más de un enemigo a la vez si son de tu nivel. Te rodean, te atacan y te matan en tres golpes. Puedes seleccionar un oponente como tu objetivo para que lo mires siempre, pero si hay más no te servirá de nada cubrirte solo de un ataque, ¿verdad?

Además, si se te ocurre apartarte a un lado para golpearle por el costado, él te esquivará la mayoría de las veces, y además no quedas mirándole a él aunque estuvieses apuntándole, tienes que mover el stick para volverte a encarar. Y en esos instantes ya te está golpeando él a ti. Y esas veces que te esquiva también se pierde el apuntado, teniendo que volverlo a seguir con el stick y recibiendo un ataque casi seguro.

Quizá en PC el sistema de combate esté bien resuelto. En Xbox es desesperante y acabas machacando botones para arrinconarlo y superarlo por tu insistencia.

Hablando de PC, ha sido todo un acierto distribuir las imágenes del juego de esa versión, porque no se parecen en nada a la de consola. Las texturas son terribles, con una calidad media que dejamos atrás hace ya años, y las peores no son más que unos trazos gruesos mal dibujados. La distancia de dibuajdo no es muy lejana, aunque normalmente no es necesario tanto detalle y cuando tienes que ver cosas en la distancia puedes distinguir perfectamente donde está tu destino. El movimiento es malo y enquilosado, y las animaciones lo acompañan. Mención especial a los gestos con las manos que hacen los personajes cuando hablan entre ellos, eso sí es un regreso al pasado.

Algo que comenté en mis primeras impresiones, y que me ha seguido acompañando a lo largo del juego, son los temblores de pantalla. Supongo que la historia puede explicar que todo retumbe de vez en cuando con tanto movimiento bajo tierra, pero cuando estás en una habitación hablando tranquilamente y de repente los personajes comienzan a moverse de arriba a abajo sin motivo durante unos segundos… parece un fallo gráfico y no algo hecho aposta, y más cuando nadie lo menciona nunca dentro del juego.

La música es agradable de escuchar, no interfiere en el desarrollo y está ahí acompañando tu viaje. Tranquila cuando debe serlo, con emoción en medio de un combate o un lugar tenebroso. De las voces ya he hablado, estupendas.

No quería parecer muy negativo antes, pero debo decirlo: el mundo de Risen es demasiado pequeño. La isla se atraviesa en un par de minutos, y el único impedimento para verla entera al comienzo es la colocación de enemigos demasiado poderosos en determinados caminos, ayudado de montañas y otros obstáculos que te impiden abrirte otro paso.

Dicho así parece interesante: si hay enemigos más poderosos quiere decir que mantienen un nivel y no siguen la tendencia actual de que estén siempre a tu nivel para que puedas explorarlo todo. Además, los enemigos deben estar defendiendo sitios interesantes, y llegar a ellos será una aventura en si misma.

No, no es así. La isla de Risen es una isla volcánica con algunos pantanos, ríos, montañas y bosques. Y nada más. Ninguna estructura extraña, ningún monstruo único, ningún paraje nevado, ciudad oculta, lago entre montañas… nada. Es todo tan repetitivo y pequeño que la única forma que han podido expandirlo es hacia abajo. Abriendo túneles mostrando los mismos caminos de piedra y fuego debajo de la superficie con la misma poca inspiración que han conseguido encima.

Todo se magnifica a medida que avanzas en la historia. Partiendo de un excelente primer capítulo, los tres siguientes se vuelven en una repetitiva búsqueda del tesoro. Una vez has conocido a todos los participantes en la historia, has hablado con ellos y has hecho sus misiones, toca seguir la historia principal. Ya no te volverán a dar misiones secundarias. Acaba las que tengas y no esperes nada nuevo. Simplemente habla con quien te ofrezca la siguiente misión, que consistirá en recoger varios objetos, o inspeccionar varios sitios, y una vez hecho informar y esperar la siguiente misión, que volverá a consistir en buscar nuevos objetos.

Las mazmorras no son mucho mejor. Aparte de la obsesión con las trampas mortales: pisa donde no debes y morirás, pasa por el pasillo que no toca y morirás, abre el cofre que no corresponde y morirás, abre la puerta que no debes… el diseño es prácticamente el mismo siempre: pulsa un interruptor, abrirás un camino, llegarás a un cabrestante que girarás para abrir una puerta o a un monstruo que tendrá un objeto que necesitas para abrir dicha puerta. Y si no hay ningún sitio por donde ir, transfórmate en gusano y pasa por algún agujero en la pared a la habitación donde están esos objetos. No sería tan obvio si en las últimas fases del juego no tuvieses que hacerlo tan seguido.

Y cuando por fin acabes el juego… no esperes una resolución, si no una segunda parte. Sí que algunas tramas tienen un final, pero la más importante (la lucha con los titanes) queda para una futura entrega.

En resumen, Risen es un buen juego que comienza de forma magistral, se mantiene durante las primeras horas (muchas) y luego se va tornando tedioso y repetitivo. Para salvarlo no habría hecho falta más que nuevas misiones secundarias, alguna localización especial y sobre todo menos viajes por el interior de las ruinas. Naturalmente habrá quien vea en Risen todo lo que desea de un juego de rol, y bien podría ser. Estos últimos párrafos han sido más una opinión personal que un análisis riguroso del juego, y como tales deben ser tomados.

Probadlo y decidid por vosotros mismos.

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