Análisis: Risen 2: Dark Waters

26 de septiembre de 2012 a las 12:57 pm


Hay quien esperaría que una segunda parte aprovechase para mejorar los defectos de la primera, pero con Risen 2 no parece haber sido así. Las quejas respecto al motor gráfico no han sido escuchadas e incluso diría que éste ha empeorado, el combate es peor pero con más opciones, la ambientación es peor (aunque esto es subjetivo) y en lo único en lo que ha mejorado es en el tamaño del mundo que tienes a tu disposición.

La historia es una continuación directa de la primera parte, que transcurre un número indeterminado de años más tarde. Los sucesos de Faranga en los que fue derrotado uno de los titanes son tratados casi como historia antigua, aunque obviamente el protagonista no ha podido envejecer mucho desde entonces.

Siguen habiendo titanes sueltos en el mundo y Mara, dueña de los océanos, les está haciendo la vida imposible a los piratas de los Mares del Sur. Nuestro héroe decide que tiene que enfrentarse a este nuevo peligro y junto a nuestra vieja conocida Patty, hija del legendario pirata Barba de Acero, se hacen a la mar. Su objetivo son los cuatro artefactos necesarios para derrotar a Mara.

La Inquisición ha exiliado a todos los magos, así que tendrás que hacer uso de hablidades más mundanas. Claro que las islas están llenas de nativos, y siempre podrías aprender algo de vudú de ellos.

Como en el primer juego, llega un momento en el que tienes que tomar una decisión de a qué grupo apoyarás. En este caso solo hay dos: la Inquisición que no parece estar haciendo gran cosa por lidiar con el problema de Mara o los nativos, que tampoco están por la labor. Es más, muchas veces parecen estar compinchados para causarte problemas en lugar de ayudarte.

Solo podrás aprender vudú si te alias con los nativos, y aparte de permitirte poseer a algunas personas (cambiando así los requisitos para cumplir ciertas misiones) puedes usarlo principalmente para hacer pociones o amuletos. En combate no parece muy útil al menos al principio, y teniendo en cuenta que puedes comprar todos esos objetos prefiero mil veces tener en la mano una buena escopeta y todas las armas de fuego a las que te da acceso la Inquisición.

Lamentablemente hay que comprarlas, y el dinero es un recurso escaso al igual que los puntos de experiencia. Lo pasarás mal sobre todo si pretendes conseguir todos los logros del juego, ya que te obligarán a ahorrar casi toda la experiencia que consigues para subir al máximo todas las habilidades, y eso solo será posible hacia el final del juego.

Aunque no lo hagas, tardarás bastante en construir un personaje capaz, y la falta de dinero se hará muy presente cuando tengas que decidir si esas 1000 monedas de oro que tanto te han costado ahorrar las vas a destinar a mejorar tu arma (y 1000 no da para mucho), a aprender uno de los muchos talentos que pueden enseñarte los instructores de este mundo o peor aún, a sobornar a algún personaje para una misión que es imprescindible para continuar.

En líneas generales, el juego y su desarrollo son idénticos al anterior. La reducida isla del primero da paso a un conjunto de islas por las que te puedes mover con tu barco, aunque son todas bastante parecidas entre sí, con un asentamiento pirata, otro de la Inquisición y otro de nativos y una frondosa selva para separarlos.

La ambientación del primer Risen te colocaba en una isla desconocida llena de misterios, en lucha contra Titanes y templos surgiendo del interior de la tierra con hombres lagarto defendiéndolos. La elección de convertir esta entrega en una historia de piratas aligera bastante el tono, y la urgencia de descubrir el origen de esa raza subterránea da paso a una simple búsqueda del tesoro, algo bastante apropiado pero también demasiado visto.

Afortunadamente sigue estando presente el excelente trabajo de caracterización de cada uno de los personajes con los que te encuentras (en cuanto a diálogo, porque la risible animación facial y la excesiva gesticulación le resta muchos enteros) En cada asentamiento, o perdidos en medio de la jungla, te encontrarás con todo tipo de gente. Piratas, soldados, nativos… todos tienen alguna historia que contarte, misiones que ofrecerte y montones de opciones de diálogo para que te pases un buen rato leyendo, con algo de humor para animar el excelente (normalmente) trabajo que han hecho los actores que han doblado el juego al inglés.

Las misiones se sucederán sin cesar, muchas necesarias para avanzar la historia, y otras tantas secundarias en las que puedes encontrar tesoros, abrir DLC de pago (alguno es gratis si compras el juego de primera mano o lo reservaste) y conocer mejor a los personajes al tiempo que consigues alguna jugosa recompensa.

El desarrollo no es lineal, llega un momento en el que puedes elegir a dónde ir y la manera en la que abordarás tus misiones. El juego te invita a seguir un orden pero es solo una sugerencia. Eso sí, haz las cosas a tu modo y seguramente encontrarás conversaciones que no tendrán sentido, como que alguien te diga que has encontrado la pista de un tesoro o matado a un pirata cuando aún ni lo has conocido.

También puedes elegir como encarar muchas de tus misiones. En alguna de ellas hay dos formas de hacerlas: como amigo de los nativos o de la Inquisición, y varían (a veces bastante) las condiciones necesarias para terminarlas. Otras veces existen soluciones alternativas… originales (¿para qué buscar una llave cuando puedes volar la puerta con un cañón?) o puedes decidir usar sigilo, o tus dotes de intimidación o labia. Y si todo lo demás falla, también suele dar buen resultado un poco de violencia.

El combate tiene una gran cantidad de opciones, y es posiblemente el mayor avance en relación al juego anterior. Pero está tan mal implementado como en el primer juego, y además se echa en falta la opción de esquivar. Seguimos teniendo las opciones típicas (patada, bloqueo, contraataque y golpe fuerte) pero la única forma de esquivar es echando a correr. Claro que mientras te pones en marcha, giras y pones un poco de distancia entre tu objetivo y tú ya te habrán dado unos cuantos espadazos.

Maldecirás frustrado cuando, tras comprar la habilidad de golpe fuerte (que tienes que cargar dejando pulsado un rato el botón) te encuentres que el mando ya no responde a tus órdenes. Muchas veces parece pensar que una pulsación normal es el inicio de un golpe fuerte (que sueltas demasiado pronto y por lo tanto no ataca) y otras simplemente se queda quieto embobado mientras aporreas desesperado el mando.

Puedes bloquear con tu espada, pero solo sirve contra enemigos humanos que te atacan también con espadas. Los monstruos la ignoran completamente y te pueden llover varios golpes seguidos sin darte ninguna posibilidad de defenderte ni atacar. A veces son más molestos que dañinos: que algún animal te golpee 4 veces seguidas puede hacerte enfadar, pero casi no te hace daño. Es peor cuando te enfrentas a un gorila que comienza a soltar puñetazos sin detenerse hasta que te mata, o cuando una pantera se abalanza sobre tí y para librarte tienes que pulsar repetidamente un botón y rezar para que el juego decida hacerte caso.

Pero los combates con los piratas son quizá peores, sobre todo si vienen en grupo (de uno en uno aún podrías demostrar tus dotes de duelo) Entonces estarán continuamente dándote patadas, bloqueando y haciendo filigranas con sus espadas o pegándote un tiro con las pistolas que llevan escondidas. No es una pelea limpia ni agradable, y solo tienes dos formas de sobrevivir: por insistencia y ya caerá algún golpe mientras no paras de curarte bebiendo ron, o jugando sucio tu también.

Hay dos novedades en este juego: en cuanto consigas tu propio barco puedes llevar contigo a alguien de tu tripulación para que te ayude. La otra novedad consiste en los trucos sucios: si llevas un arma de una mano en la otra puedes ir con una pistola, un puñado de arena o mejor aún de sal, un loro que distraiga a tus enemigos o algún objeto contundente. Alguno de ellos como las pistolas tienen un tiempo de recarga, pero nada te impide lanzarle coco tras coco a tu rival hasta dejarlo inconsciente.

Si lo prefieres usa directamente un mosquete, mejor cuanto más lejos, la lanza de algún nativo o alguna maldición o muñecos vudú para debilitarlos. Si te ves en apuros, una bomba bien colocada también puede hacer maravillas. Eso sí, prepárate antes de comenzar el combate asignando los objetos que quieras usar a la rueda de acceso rápido. Como se te ocurra entrar al menú, en cuanto salgas te encontrarás mirando hacia el lado contrario sin ningún motivo lógico.

Pero el combate no será tu única fuente de sufrimientos. En este juego existen las muertes instantáneas (seamos justos, en el anterior también) Por lo visto a los piratas y a los nativos les gusta instalar trampas sin dejar ningún aviso de su localización, y en cuanto pases por determinadas zonas (normalmente en el interior de templos pero también por el exterior) te saldrá un mini-QTE de medio segundo con la tecla que tienes que pulsar. Falla y se habrá acabado tu odisea.

También encontraremos fallos referentes a las misiones: puede que desaparezca algún personaje (por suerte cuando me ha pasado ha reaparecido en algún otro momento o lugar) o que algún enemigo importante quede atascado dentro de algún árbol, o aparezca flotando a 10 metros sobre el suelo. Sorprendentemente, si llevas a algún aliado caminará por el aire para llegar hasta él, y tú quedarás como mero espectador de su pelea.

En general, aunque no está bien optimizado los fallos no suelen molestar. Las texturas tardan demasiado en cargarse, y puedes estar durante segundos viendo unas caras vacias al más puro estilo del Ecce Homo de Borja, gente flotando en el aire porque no se han terminado de cargar unas escaleras o un barco… Supongo que es el precio por poder moverte con total libertad por una de las islas, sin más tiempos de carga hasta que navegas en barco hasta la siguiente.

También sufre de ralentizaciones en los momentos más inesperados, sobre todo cuando llevas muchas horas de juego, e incluso en los menús. Pero es un fallo menor y no molesta casi nunca.

Gráficamente no es para nada espectacular, ni en el diseño de las islas (todas son excesivamente parecidas) ni en las animaciones de monstruos o personajes (es toda una experiencia ver a tu personaje corriendo) y solo destaca un poco en la recreación de la selva y las fachadas de alguno de sus templos. Todo ello bien salpicado con dientes de sierra, por supuesto.

Al final, cualquier aficionado a los RPG dejará de lado todos esos problemas técnicos y disfrutará del juego. Yo he estado pegado a la pantalla durante las 40 horas de aventura, porque si hay algo que sabe hacer esta gente de Piranha Bytes es crear un mundo que te atrape.

 

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