Análisis: Rabbids Mi Caaasa!!!

5 de febrero de 2010 a las 4:09 pm

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Tras varios títulos de la saga Rayman Raving Rabbids en los que incluían el nombre de Rayman para intentar arañar unos pocos cientos de copias extras vendidas, han decidido prescindir de él y de los minijuegos irreverentes que tanto éxito les habían dado y cambiar de género. Para ello cuentan con la ayuda del grupo de Ubisoft Montpellier, que se ha encargado de contar esta original aventura.

Los simpáticos conejos vuelven a nuestras consolas y se introducen en nuestros mandos para que les ayudemos a volver a su casa. Ver la Luna llena en el cielo estrellado les hace desear poder llegar a ella, pero claro, está muy lejos.

No hay problema. Todos los Rabbids se unirán en este objetivo común y construirán una torre lo suficientemente alta para llegar a la Luna. Y para eso sirve cualquier tipo de basura y objetos sueltos que encuentren: neumáticos, botellas de cerveza, ropa, conos o señales de tráfico, ladrillos, radios, cajas, peluches… Vale todo lo que puedan ir metiendo en su carrito de la compra, y con un poco de perseverancia conseguirán realizar su sueño.

En Rabbids Mi Caaasa!!! guiarás a dos conejos en su búsqueda de objetos. Situando la pila en un vertedero, se subirán a ella para intentar llegar a la Luna y fracasarán cada vez. ¡Está muy lejos!

Pero a medida que van alcanzando mayor altura serán capaces de otear nuevos lugares en los que realizar sus labores de recolección. Así, tu lista de niveles disponibles irá creciendo. Cada nivel consta de una multitud de pequeños objetos a recoger, que añadidos a la pila equivalen a un máximo de 1000 pies (330 metros). Eso es mucha altura, y el Rabbid encargado de subir hasta la cima a comprobar si ya han llegado a la Luna tiene cada vez una mejor vista de la ciudad.

Mientras vas recogiendo objetos y haciendo crecer la pila, los niveles se van desbloqueando cuando llegas a ciertos metros mínimos. Puedes desbloquear uno o dos, permitiéndote así elegir cual abordar primero.

Hay (según el manual, no los he contado) 40 niveles. El esquema es siempre el mismo: entráis los dos Rabbids llevando el carrito de la compra y os lanzáis a correr por el escenario recolectando objetos. No hay tiempo límite, puedes dedicar todo el que necesites para inspeccionar bien cada rincón y encontrar todos los objetos que te hagan subir los 1000 pies máximos.

Sin embargo, por la forma en la que está planteado el juego, y con unos personajes que, reconozcámoslo, son de lo más hiperactivo que han conocido nuestras Wii, nos veremos apremiados a pisar el acelerador y llevar el carrito a la mayor velocidad posible, derrapando, saltando y pisoteándolo todo.

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Los objetos están colocados normalmente de forma que es fácil ir cogiéndolos por grupos, ya sea todos apilados en una mesa o en línea recta a lo largo de un pasillo o alrededor de una mesa. Eso desde luego te facilita no tener que pisar nunca el freno, y ayuda a dar una impresión de velocidad que es lo que hace el juego tan adictivo.

Y es que lo mejor es precisamente el movimiento del carrito, con una fluidez e inercia que lo hace muy realista, pero no lo suficiente para que se complique el control. Al contrario, es tan fácil manejar el carrito que muchas veces pensarás que el juego te está «ayudando».

Se podría decir que es un juego de plataformas sobre raíles (on-rails), precisamente por lo difícil que es hacerlo mal. Hay una cierta laxitud en los controles y en las colisiones que evita que te caigas por una rampa o desde la azotea de un edificio y puedas intentar rectificar (y conseguirlo casi siempre) hasta que ya estés completamente fuera y sea irreal permitirte continuar.

Los niveles son bastante originales. Aunque todos se desarrollan en una ciudad y sus alrededores hay muchos lugares y muy variados a los que puedes llegar: centros comerciales, hospitales, aeropuertos (terminales e incluso las pistas), oficinas, azoteas de edificios, carreteras comarcales… Puedes comenzar un nivel en una oficina y acabar persiguiendo a una vaca por las afueras de la ciudad.

Nunca sabes lo que te encontrarás, lo que es otro de los grandes aciertos de este juego. Todo es surreal, pero muy divertido.

El objetivo de cada nivel, por cierto, es encontrar el objeto XL extragrande y llevarlo al lavabo, que es el «punto de extracción». Durante la mayor parte del nivel lo que irás echando al carro son objetos pequeños. Estos objetos son útiles para hacer subir la pila, pero a los Rabbids ya no les parecen tan interesantes como la primera vez (muchas veces se quedan jugando con algún objeto nuevo que encuentran en un nivel) En cambio cuando ven un objeto más grande… harán cualquier cosa por conseguirlo.

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Y no les importa que sea un hombre enfermo en una cama de hospital rodeado de una burbuja porque lo pueden usar para ir flotando entre edificios, o el reactor de un avión (qué brutos son, a saber en qué condición aterrizará el pobre) porque irán a toda pastilla por las terminales del aeropuerto, o una bomba…

Una vez conseguido ese objeto deberán llevarlo sin dilación al lavabo. Después de todo, es difícil ir por ahí con un objeto que ocupa diez veces más que el carrito, y eso que cuando lo van llenando a veces parece que se les vaya a desparramar todo por el suelo por la precariedad con la que mantienen el equilibrio. No siempre, claro, otras veces el carrito se medio vacía misteriosamente para no estorbar demasiado y seguramente para tener menos objetos en pantalla.

Naturalmente, no todo es correr con el carrito y arramblar con todo lo que te encuentras, también debes sortear los diferentes obstáculos y derrotar a tus enemigos. Inicialmente son perros o robots de limpieza, pero luego van apareciendo otros robots más duros y los «verminators«, que son humanos vestidos con trajes radioactivos y que intentarán enfrentarse a los conejos para evitar que se lleven sus pertenencias.

Poco a poco irás desbloqueando movimientos y poderes nuevos: agitando el mando gritarás BUUUAAAAAAAHHH! lo que asustará a todo el que se ponga delante. Los perros saldrán huyendo y los podrás recoger para meterlos en el carrito, y los humanos se esconderán donde buenamente puedan, no antes de que salte toda su ropa por los aires quedándose en ropa interior. ¿Eh?

También puedes abrir taquillas, tumbar mesas, romper estatuas, hacer saltar montones de cajas permitiéndote el paso…

Y con el puntero puedes lanzar al Rabbid que vive en tu mando (¿no lo sabías, verdad?) y hacer que estallen objetos de plástico o abrir las rejillas de los conductos de aire para poderte meter dentro.

Además, con la velocidad a la que llevas el carrito y lo frenéticamente que lo manejas estarás derrapando continuamente, lo que te permitirá lanzarte saltando a toda velocidad, pudiendo salvar varios obstáculos.

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Lo mires como lo mires el juego es fácil, para que nos vamos a engañar. Cada nivel puede durar entre 10 y 20 minutos, seguramente un poco más si pretendes conseguir los 1000 pies. Pero es muy difícil morirte: si chocas pierdes una bombilla, y aunque solo tienes 3 (es que los Rabbids no tienen muchas luces) puedes encontrar bastantes por todo el nivel, y por si fuera poco hay una buena ración de checkpoints. Estos están representados por trombonistas que «aspirarán» tus objetos del carro para que no los pierdas.

Y si quieres puedes jugar con otra persona. Con un segundo mando puedes recoger objetos y lanzar al rabbid contra tus enemigos, haciéndolo todo aún más fácil.

Pero el principal problema del juego es que puede llegar a hacerse repetitivo. Después de todo, es siempre hacer lo mismo: recoger objetos. Por muy bien hecho que esté y muy originales que sean los niveles, llegará un momento en el querrás algo distinto y no lo tendrás. No tiene por qué suceder, claro, y si ya vas avisado sabrás como dosificarte el juego para no aburrirte.

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Gráficamente el juego cumple con creces, siempre que no esperes unos gráficos elaborados y texturas detalladas. El estilo es igual de simple que el de los conejos, pero es el adecuado para este juego. En lugar de texturas y atención al detalle, tenemos polígonos planos pero muy coloridos. Los personajes humanos son estilizados, y todos los enemigos algo rechonchos. Todo tiene un tono de comedia que le sienta muy bien.

Lo mejor es que el juego se mueve a una velocidad adecuada. Lástima que sufre de algo de tearing: la pantalla se ve «partida» en dos trozos, uno más actualizado que el otro, o se mezclan partes de los dos frames. Pero eso no hace que el juego sea peor. Sí, se nota, pero no lo suficiente para distraerte. No es el primer juego con ese defecto, y no será el último.

La banda sonora es estupenda. Han cogido canciones de los 60 y 70 (Louie Louie, Kingston Town…) que suenan de fondo como un hilo musical cuando hay motivo para ello, por ejemplo en el centro comercial. A destacar «Rivers of Babylon» de Boney M que suena cuando los conejos cogen un ascensor.

Los mismísimos Rabbids han formado una banda para celebrar su salida de este planeta. Es una banda de feria de metal y percusión con trombones, tubas, clarinetes y bombos, que suena con una sorprendente fuerza y energia, y debo reconocer que me encanta. Y les gusta celebrar cualquier cosa: que comienzas un nivel, que vuelves al vertedero, que llegas al lavabo… cualquier momento es bueno.

Los efectos sonoros también son muy buenos. Aunque los rabbids no hablan, los humanos que se encuentran sí. Sus gritos son de incredulidad, de exasperación por que no les dejan en paz e incluso un poco de miedo. Hay una voz en off en todos los sitios donde puede haber altavoces (hospitales, supermercados, oficinas, aeropuertos…) que va comentando cosas sobre como se deben comportar los ciudadanos, y sobre todo le gusta hablar de lo mucho que deben consumir y vivir y trabajar para poder comprar. Todo en castellano, desde luego.

Acabemos con otros detalles que complementan el juego como son la posibilidad de tomar fotos en cualquier momento, que se pueden guardar en el tablón de la Wii y enviar a tus amigos, y sobre todo la personalización del conejo que vive en tu mando.

Puedes crear uno nuevo, cambiarle la forma del cuerpo, alargarlo, hacerlo más gordo, retocar su cabeza, como tiene los ojos, la mueca de su boca, ponerle tatuajes y accesorios varios… Todo eso desbloqueando objetos a medida que vas superando niveles. Y luego puedes publicar el conejo para que lo pueda ver cualquiera.

Y después de todo lo que te he contado, ¿ayudarás a los rabbids a llegar a la Luna?

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