Análisis: Nier Gestalt

28 de mayo de 2010 a las 9:35 pm

Cavia, responsable de juegos como Drakengard, Bullet Witch o los dos Resident Evil on-rails de Wii nos trae su última producción. Nier (como muchos de los anteriores juegos de Cavia) es uno de esos juegos que pasa desapercibido sin que nadie se entere que existe o se preocupe por saber más de él. Es algo raro entonces que su editora Square-Enix no haya tardado más que unos días en anunciar que quiere convertirlo en saga.

Ya de entrada han publicado dos versiones del juego: Nier Gestalt para Xbox 360 y PS3, y Nier Replicant exclusivo de PS3 en Japón. Parece que allí sea un crimen que el protagonista de un videojuego sea un adulto de 40 años y además feo con avaricia. Así que han creado otra versión en la que encarnaremos al típico adolescente entusiasta de cara bonita. La historia cambia un poco: en Gestalt tiene que cuidar de su hija enferma, en Replicant es su hermana. El resto es completamente igual así que la única razón de ser de esta versión son los estudios de marketing. (Edito en 29/05/2010: en una entrevista Cavia ha revelado que en la versión inicial habían creado al joven Nier, pero el estudio de Square en Los Angeles pidió una versión con un protagonista adulto para occidente)

Sea como sea, la idea de hacer una saga de un juego así parece acertada. El mundo en el que se desarrolla da mucho de sí (aunque tras la revelación final una continuación se desviaría un poco del planteamiento original) y el estilo de juego variado también permite explayarse y explorar otros géneros y posibilidades.

Mientras esperamos a que llegue la inevitable secuela nos ocuparemos de Nier Gestalt y de sus cualidades como juego.

El mundo de Nier es otro futuro apocalíptico más. La raza humana sobrevive pero la tecnología ha desaparecido así que han vuelto a la vida campestre. Lamentablemente no están solos. Las Sombras han aparecido y son hostiles: criaturas sin cerebro que solo existen para destruir, con forma generalmente humana pero sin piel ni facciones, solo un envoltorio negro y cambiante.

La vida es dura, las cosechas difíciles de cultivar, los animales de granja se han vuelto salvajes, las ciudades están en ruinas y desiertas y en estas circunstancias nuestro héroe Nier tiene una hija enferma y cada vez más agonizante de la que cuidar. El padre es incapaz de encontrar una cura y la cuida con ayuda de los trabajos que le ofrece la gente del pueblo.

En uno de estos encargos se encuentra un extraño, poderoso, presuntuoso y hablador libro llamado Grimoire Weiss que le permitirá usar magia nunca vista. A partir de entonces Nier redoblará sus esfuerzos de encontrar la cura para su hija, y para ello tendrá que encontrar los Versos Sellados que la leyenda cuenta que hay esparcidos por el mundo. A Nier y Weiss se les unirán más personajes con los que compartir aventuras.

La premisa está más que trillada, y la ejecución es la que cabría esperar de un RPG de acción… ¿o no?

Pues sí, pero con detalles que lo hacen mucho más variado, aunque quizá no sean del agrado de algunos.

El desarrollo normal es bastante típico, con su mundo en 3D, misiones principales y secundarias, personajes con los que hablar y monstruos que derrotar.

Pero cuando entras en una casa las cosas cambian. Ya no es un entorno 3D si no en dos dimensiones, y te mueves de un lado a otro por las habitaciones. O quizá bajes a un sótano y la cámara cambie a una perspectiva isométrica (estilo Diablo) y pelear así contra tus enemigos. O puede que esa tétrica mansión en la que entras esconda dentro una aventura gráfica con sus habitaciones en semi-3D y sus cámaras que te enfocan desde distintos ángulos.

¿Y porqué no una aventura de texto? Excesivamente sencilla y corta, desde luego, pero tan bien narrada como las de antaño.

O también podríamos enfrentarnos a jefes que se defienden con el «bullet hell» de los mejores shoot’em-up y tienes que esquivar riadas de esferas de energía (balas) con sus patrones cambiantes, aunque para los menos habilidosos también puede destruirlas con magia y espada.

Nier es un juego en constante cambio, y tan pronto se toma demasiado en serio (hay algunas misiones con carga social, y algunas de las historias que podemos leer tienen un tono bastante adulto) como se burla del género: una referencia a Zelda completamente inesperada, un comentario en la opción de «new game» cuando en una misión te dan una espada. Nier se extraña «¿pero no tenemos ya esta espada?» y Weiss le hace callar «son cosas que pasan cuando repites la historia».

El problema que tiene es que intenta abarcar demasiados géneros y no llega a profundizar en ellos. Ni tampoco le hace falta. Te acostumbrarás a sus cambios de cámara, a los momentos de plataformas (que son tan básicos que no se ni porqué los llamo así) y a todo lo que te echen: ¿quieres pescar o plantar hortalizas en tu jardín? Ningún problema, entra en tu huertecito, compra fertilizantes y semillas y adelante, o compra alguno de los muchos cebos y ves a cualquiera de los ríos o lagos que encuentras en este pequeño mundo.

Al final todo esto no son más que accesorios para cambiar un poco el ritmo y darte las mayores opciones posibles. El núcleo principal sigue siendo el de un RPG de acción, quizá algo básico pero muy entretenido.

Nier tiene niveles, pero subes de forma automática sin poder hacer ninguna elección. Solamente tienes control sobre las armas que equipes y la magia que uses. Esta parte está tratada de una forma bastante original, ya que a todo tu equipo, e incluso a tus dos únicas habilidades de evadir y defender (o sea, los dos gatillos) puedes asignarles palabras.

Cuando derrotas a un enemigo hay una posibilidad de que suelte una palabra. Una palabra es un pequeño conjuro que asigna una mejora: al daño de las armas, al coste de la magia, para paralizar o confundir al enemigo, dar un bono de experiencia o de posibilidad que dejen objetos al morir, por ejemplo. Tu equipo permite añadirle dos palabras, y será así como personalices a tu personaje.

Hay docenas de palabras distintas, cada vez ofreciendo mejoras superiores, pero lamentablemente hasta que encuentres las más poderosas no cambiará nada el llevarlas. ¿De qué te sirve un aumento del 2% en el daño que haces? Dificilmente va a notarse en combate. Ahora, un 30% ya comienza a ser más interesante.

Aparte de las palabras puedes mejorar tus armas subiéndolas de nivel. Para eso hay una tienda en la que a cambio de un poco de dinero y los materiales que te pidan podrás mejorar su daño y su potencia mágica. La recolección de materiales, tanto encontrados tirados por el suelo como extraidos de enemigos caidos o incluso cultivados, es un punto a favor… hasta que ves que la mayoría de cosas que te piden requiere demasiado tiempo conseguirlas.

A medida que avances en el juego irás encontrando armas mejores de varios tipos (espadas de una y dos manos, o lanzas) que se comportan de forma diferente: las de una mano son rápidas, las de dos son muy lentas pero hacen mucho daño y son perfectas si estás rodeado, las lanzas atacan al frente y pueden derribar a un enemigo. También irás encontrando nuevas magias, pero como pasa siempre en estos juegos usarás siempre las mismas ya que casi ninguna amenaza necesita que varies tu modus operandi.

El combate es simple, no hay combos que ejecutar y muy pocos golpes para elegir: uno cargado con más fuerza, uno desde el aire y otro especial distinto por tipo de arma. Del mismo modo puedes cargar tu magia para hacerla más poderosa. Aparte puedes esquivar, defenderte de ataques y algún que otro movimiento más que usarás pocas veces.

Las sombras te rodearán y pegarán patadas para tumbarte. Los combates se vuelven cada vez más difíciles hasta llegado un punto… entonces tu personaje se irá haciendo cada vez más poderoso y la dificultad del juego caerá en picado. Puedes elegir aumentar el nivel a difícil, si crees que el desafío no es suficiente para ti.

Por si fuera poco vas acompañado por al menos un compañero la mayor parte del juego. Aunque puedes darles órdenes no es realmente necesario, se defienden bastante bien solos y no pueden morir. Si lo hiciesen resucitarían al cabo de unos instantes. Y aunque te ayudan en las peleas a veces lo hacen demasiado bien, dando el golpe de gracia a tus enemigos antes que tú y por tanto robándote esos puntos de experiencia que necesitabas para subir de nivel.

Lo mejor del combate es sin duda el momento en que te encuentras a un jefe. Hay una gran variedad, distintos y originales. Muchos de ellos son gigantescos y te harán moverte por el terreno buscando la forma de derrotarlos mientras avanzan. Siempre tienen algún punto débil, y requerirán que ataques en momentos determinados (cuando les hayas quitado suficiente vida) con un tiempo límite. Si no consigues derribarlos entonces recuperarán parte de su vida, si no podrás pasar a la siguiente etapa de la pelea.

Reserva tiempo cuando llegues a los tramos finales de cada una de las partes del juego, ya que sufrirás un asalto continuo de jefes sin tregua y sin pausa. Por suerte no pasa nada si te matan, los checkpoints en este juego están presentes al comienzo de cada una de estas peleas, igual que al comienzo de cada zona del mapeado en que entres (y seguramente incluso más a menudo)

Si los jefes son lo mejor del juego, sin duda lo peor son las misiones secundarias. Aburridas, largas, llenas de moralina y con recompensas pobres (si es que te dan alguna). La mayoría son recolectar materiales, yendo de un lado a otro para conseguirlos o comprarlos, y de vez en cuando te encargan derrotar a alguna Sombra especialmente molesta. Si no fuese porque de todas formas muchas veces te pillan de camino no habría ningún motivo para acabar estas misiones.

Al menos los comentarios entre los personajes son interesantes y amenizan las caminatas. Siempre están dispuestos a comentar algo sobre la misión que llevas entre manos lo que inevitablemente acaba en discusiones entre algunos de ellos. El juego nos ha llegado completamente en inglés y es una pena porque las historias que podremos leer usan todo el repertorio de esta lengua, así que no serán aptas para todos.

Ya que normalmente no nos llegan los juegos doblados, al menos no podremos quejarnos de las voces ya que son bastante buenas. Destaca la voz nasal del sabiondo e impertinente Grimoire Weiss, pero el resto de personajes están a la altura de las circunstancias y no te harán silenciar el volumen para no escucharlos.

Mejor incluso es la banda sonora del juego. Esa mezcla de cánticos religiosos y melodías acústicas le sientan muy bien. Calmadas cuando estás paseando por las aldeas (e incluso la canción de tu poblado se ve alterada cuando haces una misión secundaria) y energéticas cuando el momento lo requiere. ¿La única pega? Que al cabo de unas horas se irán repitiendo y ya no te sorprenderá tanto su calidad. Mientras tanto disfrútalas, merece la pena.

Ese despliegue sonoro no suele estar igual de bien acompañado gráficamente. El juego no es para nada malo técnicamente pero quizá se note algo desfasado. Los escenarios son amplios pero están medio vacíos, y las texturas no acompañan. Los movimientos de Nier y sus compañeros son veloces y no es que estén mal, pero los ves cayendo de culo al suelo tras un salto y… sorprende un poco, sobre todo después de verlos en acción peleando contra las sombras.

Algunas aldeas o ciudades sí que están a la altura, pero sobre todo tenemos que comentar otra vez más a los enemigos. Las Sombras normales están muy bien hechas y dan sensación de ser peligrosas (al menos las grandes, y cada vez más a medida que avanzamos en la historia) con esas texturas cambiantes. Y los jefes también cumplen de sobra, tanto por su diseño como por las escenas que acompañan a las peleas.

En definitiva, Nier es un buen juego. A los fans del género nos entretendrá durante 20 o 30 horas… o más, teniendo en cuenta sus múltiples finales. No está exento de problemas: intenta abarcar demasiado y se queda por el camino. Pero si dejas de lado las misiones secundarias mantiene un buen ritmo hasta el final. Es obra de Cavia, una desarrolladora que no es de primera línea y que no tiene en su haber ningún éxito de crítica ni de ventas, así que ya sabemos que este será otro producto igual: entretenido pero olvidable. Y al fin y al cabo, ¿qué más necesitamos?

Aquí dejo el trailer. Seguro que después de verlo os apetece probarlo.

 

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