Acabamos el capítulo 3 del juego llegando tras muchos esfuerzos a la parte norte de la isla. Allí encontramos una vista asombrosa, con ruinas y un enorme agujero en la isla hacia el que cae el agua del mar como una catarata, sobre el que sobrevuelan especies antiguas. Además hay un árbol gigantesco tan grande como todo un bosque, que Adol reconoce de sus sueños. Es un lugar que infundiría terror en el corazón más valiente, pero tenemos que seguir adelante si queremos escapar de la isla.

El camino conduce por una cordillera hacia las ruinas, así que ese será el primer lugar que visitemos. Antes de continuar aparece por sorpresa Hummel, que nos acompañará porque le viene de camino. Parece que no ha encontrado lo que buscaba en la parte sur de la isla, así que solo queda un sitio donde buscar, que es en la dirección en la que vamos. Estupendo, así seremos cinco en el grupo. A Laxia no le hace mucha gracia el comportamiento de Hummel, pero ¿qué le vamos a hacer? Adol le saluda y le da la bienvenida al grupo. Por suerte había pasado por el poblado y Catherine le había preparado balas de oricalco para su pistola, así que él también podrá matar a los antiguos dinosaurios. Muchas balas le tiene que haber preparado…

Comienza el descenso de Gendarme por el Sendero de la Gran Montaña. Hay unos cuantos enemigos que son de más nivel que yo y peleando contra ellos adquiero una habilidad nueva (en lugar de conseguirlas al subir de nivel o en puntos de la historia, hay que pelearse contra enemigos de mayor nivel). Hay un poco de todo, babosas que expulsan veneno y ciempiés que embisten enrollándose sobre sí mismos. Pero sobre todo dan bastante experiencia así que es un placer matarlos. El camino continúa dentro de una cueva y al salir hay una cascada que parece caer directamente sobre el Gran Árbol que vimos desde arriba. El sendero desciende zigzagueando y a pesar de lo alto que estamos ya comienza a vislumbrarse nuestro destino.

La siguiente cueva que encontramos tiene un tiranosaurio de nivel 42, 10 más que yo. No voy a conseguir nada contra él, pero hay un punto de interés a su lado así que al menos tendré que pasarle corriendo para ver qué es…. y no es nada especial, unas vetas de mineral del que puedo sacar algo de tectita, que es lo que necesito ahora para mejorar mis armas.

Al salir me encuentro por fin frente al Gran Árbol, y es tan grande que ni siquiera merece la pena poner una imagen porque no lo muestran entero. En cambio, al fondo están las ruinas que veíamos desde Gendarme y esas son más interesantes, en parte porque ahí deberíamos encontrar a Dana y en parte por que están a la sombra del árbol, lo que da una idea de lo gigantesco que es, casi tan alto como la montaña.

La zona parece segura así que montamos un campamento para pasar la noche. Allí Adol les cuenta todo lo que sabe sobre los sueños que está teniendo y se lo toman bastante bien. Y como vamos a pasar la noche ya sabemos lo que toca: cambiamos a Dana y proseguimos con su historia.

Olga es ahora la sacerdotisa jefa y ha llegado un mensajero de la familia real para comunicar que la antigua reina Elaine ha abdicado debido a su edad y será sustituida por su hija. Ella es la mensajera y les espera en Aegias, la capital imperial, donde tienen que ir con presteza.

La audiencia es de madrugada así que tenemos tiempo para recorrer la ciudad y conocer a su gente. Olga se plantea encerrarla en su habitación para asegurarse que vuelva a tiempo, aunque reconoce que no serviría de nada ya que Dana tiene una historia de hacer agujeros en la pared para salir o descolgarse por la ventana con una cuerda de sábanas anudadas.

Eso quiere decir que podemos visitar la ciudad sin problemas, hablando con la gente como en cualquier otro RPG y descubriendo detalles de este mundo. Aunque tampoco es que haya mucho que contar: la gente adora a la Doncella, a la reina, están orgullosos de su reino, y se lanzan deseos de felicidad y prosperidad entre ellos continuamente.

También nos comentan que la parte este de la ciudad es un bazar de renombre, y al oeste están los artesanos. No sirve de mucho ya que no podemos comprar nada en ninguna de las dos zonas, y tampoco es que estén rebosantes de gente.

En una plaza nos encontramos con el administrador Darius, que nos da detalles de la futura reina: fue educada «en las calles» pero es tan inteligente como la reina actual. Este encuentro «debe ser cosa del destino», ¿Qué querrá decir?

Delante del palacio está como siempre el guardia Trakil, y su hijo Rastell que le adora y quiere ser un guardia como él. Sabremos más de ellos más adelante.

En la plaza del barrio de mercaderes está el poeta Sepa recitando lentamente (y sin poder saltármelo) la historia de la Fundación de la Nación de Eternia. «Conocido como la perla del mar occidental, el bello reino de Aegias. La capital, llena de la fragancia del viento de los inicios, brilla azul. La doncella baila en el mundo eterno, la doncella baila en el mundo de tiempos inmemoriales.»

Esta zona da a la carretera de Toile, a la que no podemos ir porque si no Olga se enfadaría. Pero siempre está rebosante de gente, con carromatos llenos de productos para vender en el mercado, y mercaderes anunciando sus mejores productos como la carne de Okeanos.

En otra parte de la ciudad encontramos a Mia y Sia, dos niñas pequeñas gemelas que están siempre jugando y con las que hablaremos más adelante. Después de todo, ahora tenemos trabajo que hacer.

La entrada al monasterio de Bolad está llena de gente (bueno, tres personas) que vienen a recibir curaciones de las monjas de la Orden. Tampoco podemos entrar de momento.

Para terminar nuestro recorrido nos dirigimos al palacio. Justo antes de llegar está la Torre Stupa, construida para mejorar el flujo de Energía (magia) que usa la capital. Allí está el energista Odo, que hoy está medio dormido y lo deja todo en manos del novato… ese comentario no tiene muy buena pinta, ya sabemos que Adol ha visto la capital en ruinas y en la época de Dana (sí, está claramente en el pasado) Eternia es un reino próspero y feliz.

Por fin, dentro del palacio nos dirigimos a la audiencia con la reina Elaine. Aunque nos avisan que la nueva reina quiere vernos antes, y cuando llega…

Sí, es Sarai, la compañera de estudios y travesuras de Olga y Dana. Por eso tuvo que abandonar la Orden cuando Dana fue elegida, porque su familia la reclamaba para prepararla para hacerla reina. La verdad es que se veía venir a la legua desde que comenzaron a hablar de la presentación de la nueva reina que nadie conocía. Si no fuese Sarai hubiesen dicho su nombre desde el principio.

Y tras esta revelación volvemos con Adol. Nos despertamos en el campamento con vistas a las ruinas de Aegias, pero antes de continuar, y como es el inicio del capítulo, volvamos a Castaway Village para recibir más misiones.

En el tablón hay tres: Ricotta quiere ir a ver a su maestro, un enorme gorila blanco llamado Master Kong. Reja quiere que le ayudes a buscar un pikkard que se ha escapado de la cerca (es muy fácil sobre todo porque el marcador de misión te indica donde tienes que buscarlo) y Miralda quiere que le traigas tres «carnes primitivas» matandos especies antiguas para cocinar nuevas recetas.

Ya que estamos aquí, informamos a Dogi de todo lo que hemos visto. Adol está excitado anticipando nuevas aventuras, pero Dogi no lo está tanto…

En un baúl arrastrado por la corriente encontramos una semilla de repollo, que le damos a Reja para que la plante y tengamos algo más de variedad. Aaron nos da un objeto para permitirnos correr mucho más rápido por completar una parte más del mapa, y a Austin le regalamos el pigmento arcoíris que habíamos encontrado. Bueno, más bien nos lo arrebata de las manos en cuanto lo ve de lo tanto que le ha gustado. Y como recompensa nos hará un retrato, aunque creo que lo que le gusta es la pintura abstracta.

La gente de Gllia denominaban su arte como basura, y yo calificaría su arte como basura. Pero Adol es más comedido y prefiere llamarlo «avant-garde».

La siguiente misión nos lleva a Distant Roar Shore, a visitar al maestro de Ricotta. Es un gorila (o un babuino) bastante inteligente aunque solo Ricotta puede entender lo que dice. A cambio de un mango maduro le enseñará una habilidad nueva. Solo hay que vencerle, que es más fácil decirlo que hacerlo. Después de todo, tiene nivel 38 y Ricotta solo 33.

Tras un primer intento (y un mango maduro perdido) decido que volveré más adelante. Como cada vez que me quiero enfrentar a él tengo que darle un mango, es mejor cargar la partida tras cada muerte, lo que fastidia un poco por que es más lento que simplemente repetir.

Sin nada más que hacer, vuelvo al camino que lleva al templo de Eternia. Para llegar allí tenemos que atravesar el bosque primitivo de Titisu. Toca nuevo dungeon, lleno de vegetación y enemigos «primitivos», como plantas carnívoras, insectos voladores gigantes y algún tipo de babosa. Aunque realmente no es un dungeon porque puedo curarme si permanezco quieto.

El primer cofre que encuentro me da la fórmula para poder hacer pociones de curación del 100% de vida. Muy útiles si tuviese botellas vacías, pero en este momento totalmente inútil.

Como siempre, el nivel que llevo es inadecuado para derrotar fácilmente a los enemigos, así que tengo que ir yendo y viniendo continuamente hasta el cristal de recuperación, o aprovecharme del descubrimiento del punto de interés de esta zona (una palmera gigantesca) para que revivan los que me han matado hasta entonces.

Un poco más adelante encontramos algo moviéndose entre los matorrales: un dinosaurio pequeñito muy adorable según Laxia, y que sale corriendo con Ricotta tras él. Pronto salen unos pocos más, y cuando se van… Ricotta ha desaparecido, no hay ni rastro de ella.

Tras caminar unos metros encontramos a uno de los dinosaurios frente a una cueva, y también el cristal azul que indica que hay un jefe a la vista. Entramos y desde luego, allí está Ricotta, dormida dentro de un nido. Al despertarse nos dice que esos bichos no son tan adorables como creía y los han atraído a una trampa. Y en ese momento aparecen los dinosaurios pequeños acompañados de sus padres, un par de Sergioscios de nivel 37 (otra vez en desventaja)

Tras derrotarlos aparecen más dinosaurios pero se enfrentan con los que nos atacaron, así que aprovechamos para salir de allí. Para ser el jefe de la mitad del dungeon, ha sido como una pelea normal, eso está bien.

En cuanto seguimos adelante, Little Paro nos llama para una nueva intercepción, que no resulta complicada pero como siempre rompe el ritmo de la partida. Al menos esta vez recibo como recompensa tres dragon jackpots, que reviven y curan 1000 de daño. Es básicamente una fruta del dragón (o pitahaya, en mi vida había oído hablar de esta fruta) igual que las que ahora encontramos en el bosque Titisu, pero «madura»

Con tanto dinosaurio que matamos últimamente, tengo carnes primitivas de sobra para la misión de Miralda. Con ellas nos prepara un rollito de setas que fuerza a comer a Adol como si fuese un niño pequeño. O el rollito realmente no está tan bueno, o Miralda echa tanto de menos a sus hijos que tiene que buscar en este poblado a alguien que se deje alimentar por ella. Al menos de todo esto hemos sacado una nueva receta.

La gente del poblado aprovecha cualquier momento para divertirse… ahora que Hummel está aquí Ricotta y Kuina le han liado para que juegue al escondite con ellas. No saben con quien se han metido.

Toca volver al bosque, avanzando poco a poco, matando bestias y deteniéndome para recuperar vida con el fin de subir ni que sea un nivel. Y entonces me doy cuenta que realmente no era un dungeon ya que el bosque termina y salgo a una nueva zona: las llanuras de Pangea.

En cuanto bajamos de la montaña y nos acercamos al lago un enorme brontosaurio sale del agua y nos mira amenazante… y luego otro y otro más. Suerte que son herbívoros, y prefieren comerse las hojas que hay en el árbol delante nuestro que a nosotros. ¡Problema solucionado!

Detrás de estos monstruos inoefensivos hay un pilar derruido que nos impide el paso y que requiere de 18 personas para retirar. Ya volveremos luego, aún somos 16.

Toda esta zona está llena de saurios de niveles 38 hasta 50 o más, así que decido ir corriendo rápidamente, dar una pasada completando el mapa y pasando de pelear con nadie, descubriendo de paso los lugares destacados como el Gran Gran Árbol.

Y ni aun así consigo librarme de un Game Over. Suerte que las llanuras se acaban pronto y llegamos a una zona de la montaña que mira sobre las ruinas de Eternia con un cristal azul que en este caso indica «campamento». No hemos parado de explorar y no hemos encontrado ninguna ruta que nos lleve hasta las ruinas, así que vamos a descansar primero y al día siguiente ya veremos cómo proseguir.

Alrededor de la hoguera comentan los sucesos del día, y Laxia reconoce que le sorprendió la existencia de los mini-dinosaurios que habían secuestrado a Ricotta. Nadie pensaba que los dinosaurios fuesen tan inteligentes, y se pregunta a sí misma si pueden haber evolucionado desde que se suponía que se habían extinguido.

«Evolución» no es una palabra que entre en el vocabulario de Sahad, y Laxia tiene que explicársela: es la transformación de los rasgos y características de una especie a lo largo de generaciones. Parece que en este mundo esto es una teoría demasiado novedosa para que este grupo haya oído hablar de ella. Pero cuando Sahad me pregunta si entiendo lo que explica Laxia, naturalmente replico con un «perfectamente».

Ricotta pasa un poco de la explicación de Laxia, está absorta en sus pensamientos y en lo que le dijo Sahad hace poco de que todos ellos eran una familia. Y como ella solo ha conocido a una persona, Tanathos, que hace el papel de padre adoptivo, Sahad la intenta alegrar diciéndole que todos ellos serán su familia a partir de ahora: Laxia es la hermana, Adol y Hummel los hermanos y Sahad será un tío. Aunque Ricotta le dice que no, que «quiero que Sahad sea Sahad», lo que me suena a que no lo quiere mucho en la familia, por mucho que diga que es amable y cariñoso con ella.

Al día siguiente se despiertan descansados y con la resolución de buscar otro camino para descender a las ruinas, cuando de repente el cristal que tienen al lado comienza a brillar y al tocarlo…

Volvemos al tiempo de Dana, y esta vez ha sido ella quien ha soñado con Adol. Le cuenta la visión, o el sueño a Olga, y cómo parecían estar en la capital Aegias pero en ruinas. Como lo vio en el distrito este, allí es donde se dirigirá, con el permiso de Olga.

Para ello atraviesa el templo y luego irá al camino de la montaña. Hay bastante gente paseando por la zona, y aunque hablo con todos (nunca se sabe lo que puedes conseguir) me da la impresión de estar perdiendo el tiempo. Después de todo, si esto es el pasado, ¿cuánto tiempo voy a estar aquí? ¿me encontraré de nuevo con toda esta gente?

Al salir de la ciudad comienzo mi camino por el peligroso exterior en la carretera Toile. Antes me avisan que hay dragones rondando la zona y que tenga cuidado, pero ¿cómo voy a hacerles caso?

Nada más llegar oigo una débil voz que pide ayuda, es algo que sale de una distorsión de energía, y que Dana no tiene mayor problema en liberar.

El ser que ha liberado es Genya, el hada del viento, una bola de luz verde que para agradecérselo le cede parte de su poder. Ahora Dana tiene 300 HP más y 20 fragmentos de energía que nos servirán más adelante para comprar objetos.

En el camino que lleva al bosque de Titisu se encuentra con un canal de agua destrozado. Está en el mismo lugar por el que pasó Adol y encontró una cascada cayendo sin control hacia las ruinas de Eternia, así que decide arreglarlo.

Es la primera de las misiones que tiene que hacer Dana en Eternia, y además nos permitirá ver los resultados más adelante en la época de Adol.

Siguiendo por el camino llegamos al cristal donde el grupo de Adol acampó antes, y allí está Olga esperándonos. Aprendemos que esos cristales están formados por la Energía de la tierra y tienen algunas propiedades que aún no conocemos.

Lo importante es que hay un árbol de plegarias al lado, que aún es bastante pequeño. Un rezo de Dana y un poco de energía mágica y seguro que su deseo de que ayude a Adol se hará realidad.

Y así es. De vuelta en la época de Adol, le ayudan a ponerse en pie tras tocar el cristal y desmayarse. Y cuando se giran hacia las ruinas encuentran algo sorprendente: un árbol gigantesco está delante suyo y sus ramas forman un camino para bajar hasta el templo.

Es el mismo fenómeno que contemplamos antes en Gendarme, y de la misma forma que esto ha sido cosa de Dana, podemos suponer que el árbol del Gran Valle también lo fue. Un misterio menos.

Ya en la ciudad de Eternia, comenzamos a explorar cuando Sahad cree ver una figura alejándose. La perseguimos por las mismas calles por las que habíamos pasado con Dana antes, ahora todas totalmente derruidas, con musgo ensuciando el suelo y árboles creciendo sin problemas por las calles. Parece que está ciudad haya sufrido uno o más grandes impactos, con la forma en que han sido destruidos los edificios.

La persecución de la persona que han visto es fácil porque solo hay un camino a seguir, el resto de puertas que hay por la zona están cerradas y no pueden abrirse. Al final lo acorralamos en un edificio.

Dentro del edificio hay dos cofres, uno está cerrado y no lo podemos abrir, el otro contiene jabón de nieve, un regalo para Hummel. En el piso superior notan algo extraño: toda la casa parece estar hecha para alguien más grande de lo normal, incluso las ventanas están demasiado altas.

No hay mucho tiempo de entretenerse, un grupo de ratas caen del techo y nos atacan, pero no tienen nada que hacer contra nosotros. Al salir de allí vemos que realmente sí, hay alguien allí pero está demasiado lejos. La cara de Ricotta me dice que ya lo conoce… y no es que haya visto a mucha gente en la isla aparte de nosotros.

En uno de los cofres encuentro un colgante que da +20 a Fuerza y Defensa y +400 HP. Genial, lo equipo de inmediato.

El siguiente edificio es la torre Stupa, y encontramos una sala con estatuas dedicadas a la especies antiguas. Un poco extraño porque según Laxia humanos y dinosaurios no convivieron, se habían extinguido mucho antes. Claro que teniendo en cuenta que ahora mismo hay dinosaurios rondando por la isla la afirmación de Laxia no tiene mucho sentido.

Tras la torre hay un puente que lleva hasta una plazoleta por la que no se puede seguir ya que está todo derruido, y al fondo se ve el descomunal agujero en la isla que veíamos desde la cima de Gendarme por el que cae el agua del océano.

La persona que estábamos siguiendo aparece por detrás y… ¡bú! nos da un susto de muerte. Es Thanatos Beldine, explorador y padre adoptivo de Ricotta.

Por fin averiguamos donde estaba: mientras investigaba a las especies antiguas un dragón alado le capturó y le llevó a su nido en la parte norte. Desde el cielo vio las ruinas, y cuando consiguió huir fue a explorarlas. Se lo toma todo con muy buen humor, algo extraño considerando la situación en la que están.

Y Hummel, ahora que está seguro que el hombre delante suyo es Tanathos, se saca del bolsillo una maleta rígida bastante grande y se la entrega. Ese es el paquete que tenía que entregar, y por lo que ha estado acompañándonos todo este tiempo para encontrar al destinatario.

La maleta contiene un bote de pepinillos, una botella con una nota dentro, que es la que tiró al mar por hacer una broma, sin ninguna esperanza de que alguien la encontrase y le ayudase. También hay un pergamino con los planos de un barco. Como lee la carta «enviadme mis pepinillos favoritos y el plano de un barco a la isla de Seiren – Thanatos Beldine». Una joya dentro de la botella fue el pago para Hummel.

Por fin tienen los planos de una nave, muy necesarios ya que tras la muerte de Barbaros no había nadie entre ellos que supiese construirla. Y Hummel lo sabía durante todo este tiempo. Desde luego sigue a rajatabla las normas de los transportadores.

Ahora que tienen los planos solo les falta encargarse del monstruo que hundió su nave y mató a Carlan. Adol le habla a Tanathos sobre sus sueños, y él le dice que el templo que están buscando debe ser el templo del Gran Árbol, y hay algo que deben ver allí.

Cuando llegan la entrada está bloqueada. Adol toca el cristal y volvemos de nuevo a la época de Dana, que decidirá plantar otro árbol para ayudarnos.

De camino al templo encuentra un hombre que ha perdido la llave del almacén, y tiene miedo del castigo que le caerá cuando se enteren los guardias. Menos mal que Dana está aquí para ayudarle, y recupera fácilmente la llave usando la Energía. Una misión más en nuestro haber, y más «virtud», sea lo que sea eso. Un efecto secundario de haber recuperado la llave es que la sala con tres cofres a la que Adol no podía acceder ahora estará abierta (vamos, que no la cerró nunca más)

En otra plaza Dana encuentra a Sia, que estaba jugando al escondite con Mia y una nueva amiga, Io, y no consigue encontrarlas y está preocupada. Mia es fácil de encontrar pero Io no se ve por ningún lado así que decide entrar en la torre a buscarla. Allí hay unas estatuas brillando, y en cuanto las ilumina con energía se abre una compuerta en el suelo y unas escaleras la llevarán al interior del Santuario. Vaya hombre, ¿también hay dungeons en Eternia?

Aquí hay soldados mecánicos con lanzas que no son muy peligrosos, y algunos ligeros puzles para avanzar. El primero es apagar un caldero de fuego para que se abra la puerta. Al entrar hay otros dos calderos, pero unas aves de fuego los vuelven a prender cuando los apagamos. Hay que matarlos y antes de que revivan apagarlos.

Tras cruzar la puerta escuchamos otra voz. Podría ser Io, pero parece más bien un hada. Delante hay un lagarto espadachín que nos puede traer problemas, pero también nos da bastante experiencia cuando lo matamos.

El hada es Amy, el hada de la posesión, es decir, que poseen el equipo con Energía que usan los Eternios y le dan su capacidad. Aunque en este caso es más bien que arrambla con todo lo que encuentra y toma posesión de objetos que no son suyos. Como recompensa le dará un objeto y Dana está contenta porque las hadas tienen objetos poderosos. «Sí, también tengo de esos», le contesta, y nos tenemos que conformar con una poción de medicina que recupera el 100% de la vida.

Este hada nos permitirá comprarle objetos, pociones y algunos accesorios, a cambio de fragmentos que encontramos en cofres o matando enemigos.

Seguimos adelante buscando a la niña, pasando por otra sala con aves de fuego. Parece raro que haya llegado tan lejos abriendo estas puertas y volviéndolas a cerrar a su paso, pero así suceden las cosas en los juegos de rol.

En la siguiente sala está de nuevo Amy, y una columna que podemos usar para recuperar vida y movernos entre las zonas del Santuario. Por un lado no podemos seguir porque hay un ventilador expulsando viento que nos impide avanzar. Y por el otro toca jefe.

Un soldado mecánico similar al resto de enemigos, Grazios («dragón con armadura azul») ataca con poderosos manotazos, patadas y empujones voladores, además de un aliento de fuego que abarca un gran área. Pero todo es cuestión (siempre es igual) de aprenderse sus patrones de ataque y hacer Flash Guard en los momentos apropiados. Y si eso falla, usar medicina para curarme. Al final, tras 17 intentos lo derroto y puedo proseguir la búsqueda de Io. Mi recompensa ha sido un anillo que aumenta de forma aleatoria la duración del aturdimiento del enemigo cuando lo «rompo». No es gran cosa pero no tengo más accesorios que equipar así que me lo quedo.

Grazios guardaba una sala con un monolito que almacena información y una historia: «En los inicios había un sabio, un hombre con una mente clara y racional que encontró un árbol tan grande como una montaña. El hombre meditó a los pies del árbol y descubrió un misterioso poder. Podía leer el viento como un pájaro, manipular agua y fuego e incluso predecir futuros sucesos en tierras lejanas. Era la habilidad de usar varias leyes naturales para causar fenómenos, y el hombre llamó a ese poder «Energía».

Cuando volvió, usó ese poder para exterminar los dragones que amenazaban su tierra. Liberados de la amenaza que les había preocupado durante tanto tiempo, su tierra se volvió pacífica. La gente honró al hombre, aprendieron a usar Energía y prosperaron. El hombre reunió a todos y fundó una nación. Ese fue el origen del primer rey de Eternia, el Rey de la Luz Alkia»

Dana se sorprende porque esa no es la historia tal como se ha contado siempre. Io aparece tras el monolito, por fin la hemos encontrado (bueno, ha salido ella de su escondite) Ahora tenemos que llevarla de vuelta, aunque antes vemos que hay una puerta cerrada tras el monolito, que podría conducir a otra parte del Santuario. Esta puerta solo se abrirá para quien tenga la suficiente virtud. Ah… para eso sirve hacer las misiones de Eternia, para poder abrir nuevas zonas del dungeon. Bueno, ya volveremos en otro momento, por ahora permanece cerrada.

De vuelta a la superficie, acabamos el juego del escondite con la recomendación a Sia y Mia de no excederse y no hacer preocupar a la otra. Io sigue por aquí, y da la impresión de que es mucho más de lo que aparenta.

Dejamos a las niñas y vamos hasta el templo. Allí hay un cristal, y Dana decide plantar un árbol. Y como la última vez, de vuelta en el presente el árbol ha crecido y se ha entretejido entre la piedra del puente impidiendo que se derrumbe y permitiéndoles pasar.

Antes de seguir adelante vamos al almacén que ahora ya no está cerrado para abrir los cofres de su interior. Además un tutorial nos informa que tocando un cristal podemos cambiar a voluntad al tiempo de Dana, para seguir haciendo misiones o pelear en el Santuario (no hay mucho más que hacer, la verdad)

El Templo está igual de derruido que el resto de la ciudad, y ahora está habitado por ratas enormes (unas enormes y otras gigantescas). Ya hemos pasado otras veces con Dana por aquí, aunque era cuando estaba en toda su gloria. Ahora está completamente en ruinas, y el agujero que hizo Dana en la pared de su habitación para poder salir sin que la viesen está a la vista de todo el mundo. Pero gracias a él podemos pasar al resto del templo ya que el resto de pasillos están bloqueados.

La puerta que nos llevará al jefe del Templo, guardada por un cristal azul, está también cerrada y requiere que activemos una palanca y varios artefactos eternios. Cuando entramos encontramos una sala vacía con varias estatuas, y una de ellas está en una posición amenazante. Esta estatua de oro… no es una estatua. Es Brachion, el guardián del Santuario.

No es una pelea muy difícil, Brachion usa básicamente ataques con su espada que son fáciles de ver y parar, y un aliento de fuego en la última fase de la pelea que no es demasiado preocupante. En 7 intentos lo consigo derrotar, pero hacerlo en tan pocos significa que gasto unos cuantos objetos para revivir mis personajes que seguramente podría haberme ahorrado.

Lo importante es que está muerto, y podemos llegar por fin hasta el Árbol donde nos espera nuestra recompensa. Y es… ¿DANA?