Análisis: Valkyria Chronicles 2

8 de octubre de 2010 a las 9:47 am

Supongo que nos lo podíamos haber imaginado. El éxito de crítica que no de ventas de Valkyria Chronicles propició que SEGA decidiese expandir su mercado, publicando rápidamente una serie de anime para televisión y dos mangas. Y naturalmente no podía faltar mucho para que anunciasen la segunda parte del juego.

En esta ocasión la plataforma elegida ha sido PSP, por lo que han dado un giro para adaptar el juego a las necesidades de una portátil, manteniendo la esencia que hizo tan grande al original.

Han pasado dos años desde el final de la guerra en Galia, y no ha tardado mucho en sumirse en una guerra civil. Una facción opuesta al trono y empeñada en limpiar de Darcsens el suelo galio está comenzando a ganar el apoyo del pueblo. Cuentan además con soldados creados en experimentos para emular el poder de las valquirias ante los que los jóvenes cadetes de la academia de Lanseal poco pueden hacer. Las leyes galias impiden que el ejército se ocupe de problemas dentro de sus fronteras así que toda la responsabilidad recae sobre ellos y sus profesores.

La aventura se desarrolla en medio de las clases y obligaciones escolares de un grupo de cadetes que se han unido a la milicia. Avan Ardins es el hermano de un prometedor soldado que ha muerto en el campo de batalla en una misión especial, y se propone descubrir qué sucedió realmente. Acompañado de Colette, una futura estudiante de medicina, y del darcsen Zeri que aspira a convertirse en un gran general para apoyar a la causa de su pueblo, Avan irá haciendo amigos en la academia y enemigos fuera de ella.

La historia es sin ninguna duda el punto más débil de Valkyria Chronicles. Si en el primero había unos personajes bien definidos con una misión concreta y lejos de los estereotipos de los juegos de rol japoneses (siempre dentro de un límite, sobre todo gracias al trasfondo de la guerra) aquí no podrían haber elegido un grupo más tópico y aburrido.

Avan es el protagonista más genérico que haya salido de un juego japonés: extrovertido, siempre riendo, con una pasión por la comida que le hace olvidarse de todo lo demás, completamente ingenuo en materias del corazón y con una mascota «rara», en esta ocasión un pájaro que si no tuviese alas pasaría por una ardilla.

Los demás no se quedan atrás, pero ya los iréis conociendo. Aunque los personajes no sean interesantes hay una gran cantidad de ellos y tendrás que tratar con todos en un momento u otro. Úsalos a menudo en combate e irás conociendo sus historias, llegando un momento en el que recibirás una misión especial para cada uno, mejorando su relación con Avan y de algún modo incluso sus habilidades en combate.

Esta parte está mucho más desarrollada que en el primer juego, en el que prácticamente lo único que podías hacer era esperar al momento en la historia en que aparecía una historia secundaria sobre alguno de sus personajes. Aquí todo dependerá de tus preferencias a la hora de llevar a los personajes al combate. Ves siempre con los mismos y te perderás las historias del resto.

Esta pequeña concesión al RPG (la relación entre personajes del escuadrón) se acrecenta cuando comenzamos a ver cómo ha cambiado la forma de mejorar los personajes. Como en el juego anterior cada clase de soldado tiene un nivel que puedes subir gastando la experiencia que recibes al hacer misiones, pero además cada clase tiene especializaciones. Puedes subir tu scout a un francotirador o a un veterano (el sniper ya no es una clase base, la han reemplazado por unos soldados con escudo), y aún especializarse una vez más dentro de la clase elegida (francotirador con más balas, scout con lanzagranadas…)

Pero esto no es tan fácil como gastar puntos de experiencia: para mejorar la clase de un personaje tiene que hacer un buen papel en los combates. Eso quiere decir que tendrás que llevarlo en tu grupo, usarlo en las misiones y hacer que consiga resultados: matar soldados, tomar campos enemigos, destrozar tanques, curar aliados… Solo así te darán los puntos necesarios para subir.

Pero espera, aún hay más. Si quieres mejorar el equipo de tus personajes tendrás además que conseguir los materiales necesarios (que dependen de la misión, del escenario y de los enemigos) y derrotar a los líderes enemigos que llevan encima los planos para hacer variantes de cada una de tus armas. Nunca había sido tan difícil (y tan divertido, porqué no decirlo) convertir a tus personajes en máquinas de matar.

Hay un gran número de opciones de mejora superando ampliamente al juego original. Incluso los tanques tienen tal cantidad de opciones de configuración que no sabrás decidirte por una de ellas.

Todos estos cambios implican que la estructura del juego anterior ha cambiado un poco. Ninguno de tus soldados morirá, solamente será hospitalizado durante un número de misiones, para evitar que te quedes sin ver alguna de sus escenas o que tuviese un papel importante en la historia (aunque los tres personajes principales siempre estarán ahi al pie del cañón en cada misión)

Además las misiones cobran una mayor importancia, principalmente porque tendrás que hacer decenas de ellas a lo largo de la partida. Gracias a las misiones conseguirás los materiales, planos, experiencia y dinero, y en cada mes (la progresión en el juego está dividida en meses en los que se van desbloqueando personajes o mejoras) recibirás varias misiones nuevas, algunas cruciales y otras no, a parte de las que consigas en la tienda o relacionándote con los alumnos.

Si has jugado a la primera parte (y si estás leyendo este análisis me imagino que así será) no hay muchas novedades que contar sobre el sistema de combate. Al comenzar una misión puedes elegir a seis soldados para emplazarlos en los puestos iniciales, con sus clases dependiendo de la misión y del tipo de enemigos que encontrarás y que puedes ver en el detalle. Aquí ya comenzamos a ver los primeros cambios. Primero, tan solo puedes colocar a seis soldados lo que es un número bastante inferior al que estábamos acostumbrados. Y segundo, el mapa está dividido en zonas.

Debido al tamaño de la pantalla de PSP es imposible hacer los enormes escenarios del primer juego. Sería imposible ver el mapa completo de un vistazo o no se distinguirían bien los puntos de interés (trincheras, escaleras, accesos…) La solución ha sido dividir el mapa en el que se desarrolla la misión en zonas. Cada zona está interconectada por un campamento enemigo, que debes capturar para poder pasar al otro lado. En la misión puedes colocar tus tropas en una o más zonas, separándolos cuando sea necesario o manteniéndolos juntos si prevés problemas.

En una misma zona hay un límite de soldados que pueden estar a la vez, así que si tienes más de un campo estarás intercambiándolos de un lado a otro. A diferencia del primer juego, aquí puedes retirarte «gratis» si estás en uno de tus campamentos.

Las batallas en sí se desarrollan igual que siempre. Al comienzo de tu turno tienes una vista aérea de las distintas zonas, con la situación de tus soldados y de los enemigos que hayan entrado en tu campo de visión. Tras elegir uno de tus soldados pasas a una vista de primera persona (tercera, en realidad) en la que tienes un rango de movimiento dependiente de tu clase y de cuantas veces haya actuado antes en este turno. Así puedes moverte, arrastrarte por la hierba, subir escaleras o a lo alto de una torre, y por supuesto atacar. Mientras estás moviéndote los enemigos tienen vía libre para dispararte si pasas cerca suyo, y cuando entres en el modo de ataque la acción se detendrá para permitirte evaluar la situación y ejecutar tu movimiento.

Tienes una serie de puntos de comando para hacer tus acciones, en cuanto se te acaben el turno pasa al enemigo. Igual que durante tu turno, si uno de ellos pasa cerca de tus soldados, estos atacarán si pueden. El ejército enemigo no está formado por unos genios tácticos, así que a veces harán cosas que no entiendes, pasarán cerca tuyo pero no te atacarán, o no usarán todos sus puntos de comando. En parte es decepcionante, pero también es comprensible ya que sus refuerzos parecen infinitos.

Igual que siempre, el grado que recibas en la misión dependerá únicamente del número de turnos que tardes en completarla. Además recibirás experiencia adicional por distintos objetivos (líderes muertos, tanques destruidos…) y por primera vez créditos para tus soldados según su grado de participación.

En general la experiencia del combate es igual que en la primera parte, pero tiene algunas deficiencias. En primer lugar, la cámara es horrible. Aunque la puedes manejar a tu gusto con los gatillos (movimiento horizontal) el elegir dos botones para moverla verticalmente es bastante incómodo. Por suerte no suele ser necesario mirar al cielo, pero al suelo es bastante imprescindible para no pisar ninguna mina perdida, sobre todo ya que la definición de la pantalla de PSP no es tan buena como para permitirte distinguir con claridad una mina de una piedra en según qué condiciones.

Esto se agrava cuando estás apuntando con francotiradores, ya que te tienes que fiar del color del cursor para saber si estás apuntando a tu enemigo, pero es más difícil asegurar que tienes su cabeza en tu punto de mira.

También hay otro problema con los mapas, y es que hay muy poca variedad. Si en el primer juego muchas de las misiones parecían tener una identidad propia, aquí es todo lo contrario. En cuanto hagas unas pocas misiones conocerás todos los mapas posibles y su distribución. Esto te facilitará la vida dado el elevado número de misiones, pero hubiesen sido bienvenidos unos pocos mapas más.

La gran cantidad de misiones hace que el juego sea realmente largo. Si eres habilidoso puedes llegar al final en unas 30 horas, pero te habrás dejado por el camino muchísimas escenas con tus compañeros de clase y otras tantas misiones. Es muy posible que le dediques 50 horas o más, sobre todo si quieres conseguir el mejor rango en tus misiones, derrotar a los líderes especiales y mejorar a todos tus personajes y sus armas.

Y si te cansas de jugar solo puedes hacerlo también en cooperativo con hasta tres amigos (solo lo he probado con uno). Están disponibles casi todas las misiones, aunque eso divide el número de puntos de comando disponibles para cada uno. En este modo durante vuestro turno os moveréis gastando cada uno sus puntos de comando, y vuestras acciones sucederán a la vez. Hay reglas especiales que pueden facilitar mucho algunas misiones: si te acercas a un soldado que esté disparando le apoyarás y podréis derribar a un enemigo de forma conjunta, se pueden mejorar las habilidades de forma temporal para una clase dentro del mismo mapa, podéis pasaros puntos de comando… Y además de cooperativo hay un modo versus (que no he probado).

Los gráficos siguen el estilo de cell shading con acuarela del primero, pero quizá no de una forma tan acusada. Se pueden observar en las escenas aunque casi no hay videos, la mayoría de la historia se cuenta mediante fotos estáticas y bocadillos, un recurso habitual en Japón. Durante el combate los personajes son modelos con no demasiados polígonos y el detalle justo y pierden el encanto de las batallas de la primera parte.

El sonido es también muy similar, las voces son bastante acertadas (cuando las hay) y la única pega es que el juego está completamente en inglés. No nos sorprendemos, la primera parte también vino en inglés.

En conclusión, Valkyria Chronicles II tiene sus fallos pero es una adecuada conversión a portátil de la primera parte. La historia es más ligera, las batallas no son tan épicas y los gráficos flaquean un poco, pero las mejoras y cambios introducidos son los suficientes para sentirse cómodo siendo el comandante de este nuevo grupo de soldados de Galia durante el tiempo que haga falta.

 

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