Risen 3 es la conclusión de la trilogía iniciada hace 5 años por Piranha Bytes, creadores de Gothic. Ahora que han recuperado los derechos para seguir haciendo juegos de su saga más famosa parece que quieran librarse lo antes posible de este Risen. Han estado contándonos la historia del despertar de los titanes, las luchas entre ellos y como han alterado la vida del resto de habitantes del mundo, y tras un inicio bastante lento nos enfrentamos de repente con su conclusión.

Lo malo es que no da la impresión de que estemos llegando al final de la historia. En el primer juego nos presentaron la amenaza de los titanes y los «señores de los titanes», en el segundo nos enfrentamos a uno de ellos y en el tercero parece haber nuevos enemigos, sombras y demonios de otro mundo y barcos fantasma, mientras que los titanes siguen siendo mencionados pero no parecen ser ya la preocupación principal.

Desde el primer juego todo ha sido narrado de una forma muy confusa, y nada nos hacía suponer que fuesen a resolverlo tan rápidamente. Pero es que no resuelven nada: derrotan al oponente de turno y se acaba el juego sin más explicaciones. Siendo el último capítulo de la saga esperaba alguna resolución pero no ha sido así o yo no he conseguido entenderla, y la verdad, como no han sido capaces de explicarme el argumento de forma coherente a lo largo de tres juegos, no me importa.

En realidad, lo importante en Risen no es el motivo por el que nuestro héroe se va de aventuras, si no, como suele decirse, la gente que conoce por el camino. Y como siempre en este sentido Piranha Bytes cumple con creces. El protagonista esta vez es el hermano de Patty, la pirata que nos acompañaba. No sé qué motivo han tenido para cambiarlo pero han perdido la oportunidad de ahondar en su relación, por pequeña que fuese, con el resto de personajes, que quedan únicamente como guiños al jugador.

Y es que en lugar de cambiar de ambientación y trasladarnos a otro continente, Risen 3 se desarrolla en el mismo conjunto de islas piratas del juego anterior. Están bastante cambiadas pero seguirás reconociendo los lugares más emblemáticos como el pueblo de Antigua y la mansión del almirante Álvarez, el poblado nativo de Kila o el campamento de inquisidores de Tacarigua.

Le han dado un pequeño lavado de cara gráficamente, pero la versión de Xbox 360, que es la que analizo aquí, parece tan mal optimizada y con los mismos gráficos modestos que los que ya vimos en Risen 2. Tiene buenos momentos, como la iluminación en algunas zonas, la frondosa vegetación (si la miras de lejos), los edificios y en especial los templos, y personalmente me gustan las superficies rocosas que hay en algunas partes de las islas.

El resto es básicamente lo mismo que vimos en el juego anterior, incluyendo las animaciones de los personajes y enemigos y la forma en que permanecen inexpresivos mientras hablan contigo, así como la reutilización constante de rostros y trajes. También siguen presentes las cargas lentas de texturas (no se notan siempre pero ahí están), la forma en que la tasa de refresco baja de forma alarmante sin motivo aparente y solo se soluciona recargando la partida, o la poca distancia de dibujado en algunas zonas que hace aparecer en el aire enemigos muertos a unos pasos de ti, agitándose convulsamente al chocar contra el suelo.

La música tampoco sale muy bien parada, sobre todo por lo poco memorable que resulta. Al menos han dejado la mejor composición para la pantalla del menú, que es adecuadamente épica. Las voces en inglés siempre han sido buenas y esta vez no es una excepción. Además el juego tiene los textos traducidos al castellano.

Si has jugado a los anteriores Risen, reconocerás rápidamente todo el sistema de juego. Explorando cada una de las islas irás encontrando a gente con la que hablar, ya sea perdidas por el bosque o frente a una hoguera, como en emplazamientos más seguros como poblados, torres o ciudadelas llenas de soldados. Puedes hablar con todos ellos y en muchas ocasiones te ofrecerán una buena conversación y alguna misión secundaria. Estas misiones pueden resolverse de varias formas, aunque normalmente se reducen a usar tu intimidación, labia o dinero (si cumples los requisitos) o a completarlas de la forma «correcta». No hay, o no he encontrado, formas ingeniosas de terminar ninguna de esas misiones aparte de la principal, aunque tampoco he probado a aliarme con las distintas facciones para poder probarlo desde distintos puntos de vista.

Como siempre, tendrás que unirte a alguna de las facciones. Sigues pudiendo unirte a los nativos practicantes de vudú, y además ahora vuelven los magos y como novedad los cazademonios (una especie de cruce entre inquisidores y magos) Cada uno se especializa en algún aspecto distinto de la lucha aunque en cualquier caso siempre puedes ir con una espada.

El combate ha sufrido un cambio radical respecto a las juegos anteriores gracias a la inclusión de un movimiento de esquiva. Ya no hace falta bloquear o salir corriendo para evitar un golpe, ahora puedes rodar por el suelo y evitar el golpe del enemigo, volviéndote invencible en esos instantes.

Esto hace que la queja que tenía en los juegos anteriores sobre lo difícil que eran las peleas la tengo que cambiar ahora por la opinión contraria: el combate es demasiado fácil. Sigue habiendo un gran número de armas para elegir, pero muchas de las opciones (como las bombas) no las necesitarás usar nunca. La única dificultad estriba en la salud de los enemigos y la cantidad de veces que tienes que golpearles para que mueran, en que te ataquen muchos a la vez y te tiren al suelo continuamente o interrumpan tus propios ataques, o que aparezca un enemigo con poderes mágicos que haga más daño del habitual. Y los jefes, claro.

Aunque en las peleas normales puedes ir acompañado de alguno de los integrantes de la tripulación de tu barco, contra los jefes te tendrás que valer por tí mismo. No hay muchos jefes y alguno de ellos es sencillo, pero para el resto han aumentado la dificultad de forma exagerada. Puedes estar diez minutos o más golpeándolos hasta derrotarlos, a menos que llegues con algún equipo o habilidad que te otorgue ventaja, algo que seguramente dependerá de a qué facción te hayas unido.

A pesar de todo no se puede decir que el juego sea difícil, y como llega un momento en el que el combate es un mero trámite, la diversión que ofrece depende de la variedad de misiones y otras actividades que se puedan hacer.

La cantidad de misiones, tanto principales como secundarias, es abrumadora, y alguna de ellas requiere que te muevas por otras islas buscando objetos o hablando con otra gente. La mayoría son más sencillas, aunque igualmente suelen acabar convirtiéndose en una cadena de misiones hasta llegar a la resolución final. Por suerte, a medida que avanza el juego van apareciendo misiones nuevas, así que nunca llegarás a un punto en el que te encuentres que tienes únicamente la misión principal para poder continuar.

Como siempre, marcando las misiones en tu diario podrás ver a quién tienes que visitar o donde están los objetos que necesitas. Muchas veces es bastante útil porque si no podrías perder demasiado tiempo en búsquedas inútiles, y desde luego es indispensable cuando tienes que desenterrar un tesoro.

Prácticamente todas las posibilidades de los juegos anteriores siguen presentes aquí: desenterrar tesoros, llevar a un compañero contigo, usar trucos sucios durante el combate, minijuegos varios, teletransporte a varios puntos de una isla y viaje entre islas sin restricciones…

Igualmente, la forma de progresar del personaje, subiendo sus características con experiencia y adquiriendo habilidades comprándolas con oro a los instructores desperdigados por el mundo, es ya lo habitual en esta serie. Con la salvedad de que, al ser tan sencillo el combate, no te ves tan forzado a gastar ese preciado dinero, que sigue siendo tan difícil de ganar como de costumbre, en mejorar el personaje y no vas tan corto de dinero como en ocasiones anteriores.

Con todo lo comentado, se ve que Risen 3 es demasiado parecido a lo que ya conocemos, lo que puede verse tanto una virtud como un defecto. Desde luego, si te gustaron los anteriores esté también lo hará. Si esperabas ver un cambio tan radical como entre los dos primeros juegos saldrás decepcionado.

El mayor cambio es seguramente la transformación del archipiélago en mundo abierto. Aunque siempre habías podido explorar a tu aire, esta vez tienes aún más libertad. Todas las islas están disponibles desde el primer momento y puedes navegar a cualquiera de ellas. Sigue habiendo una trama principal clara pero puedes abordarla de una forma menos lineal. Naturalmente hay lugares más peligrosos de lo normal si llegas con un personaje de nivel bajo, pero siempre puedes intentarlo y quizá salgas victorioso gracias a la menor dificultad del combate.

La saga de Risen tenía bastantes posibilidades y aunque nunca haya destacado técnicamente suplía esas carencias con una buena historia y unos personajes interesantes. Es una lástima que este último capítulo parezca ser de compromiso y no ofrezca nada que no hayamos visto ya en los juegos anteriores.