El argumento de Lifeless Planet está basado en las teorías conspiratorias que niegan que el hombre haya llegado nunca a la Luna, y que todo fue una mentira grabada en algún desierto americano. En el juego, un grupo de astronautas llega a un nuevo planeta tras un viaje de 15 años en animación suspendida a velocidades cercanas a la luz.

Este planeta recuerda a Marte principalmente por la atmósfera roja pero bien podría ser algún lugar de la Tierra, sobre todo cuando el único superviviente del viaje encuentra postes de tendido eléctrico que le conducen a un pequeño pueblo abandonado. Allí descubre que los rusos han llegado primero, y aunque duda si todo será un engaño o realmente está en otro planeta, nuestro protagonista seguirá adelante para descubrir la verdad.

La historia, aunque interesante, es demasiado ligera y con pocas sorpresas. Una vez solucionado el misterio principal queda poco por hacer, pero el juego sigue adelante hilando otros detalles hasta un final que parece abierto a varias interpretaciones, un recurso que no suele gustarme.

La historia se deshincha a medida que avanzamos, y el juego también. La primera hora es excelente, desde que llegamos al planeta y vemos esas extensiones de tierra esperando ser exploradas hasta encontrar el poblado ruso y sus laboratorios. El escenario se siente inmenso, y aunque su diseño te dirige hacia tu siguiente destino sin esfuerzo, ya sea porque ves algo interesante en la distancia o porque te encuentras un acantilado insalvable en otra dirección, tienes bastante libertad para explorar a tu gusto.

Comenzarás andando por llanuras rodeadas de montañas sin ninguna vegetación, aunque no tardarás mucho en comenzar a ver pequeños arbustos, que son letales si te acercas demasiado. Las formaciones rocosas están compuestas por minerales parecidos a los que existen en la Tierra, y parte de los coleccionables consisten en encontrar muestras de cada uno.

Aunque no es un juego de plataformas, hay muchos momentos en los que tienes que saltar para poder continuar tu camino. Algunos saltos requieren bastante precisión, pero en la mayoría no tendrás problemas. Es un cambio bienvenido después de tanta exploración a pie, y un pequeño recordatorio de que no es un juego obsesionado tan solo con la historia y la ambientación.

También hay puzles, aunque bastante sencillos. En muchos casos no consisten en nada más que «coloca un objeto en el sitio correcto», como una bomba en la puerta que bloquea tu camino o una roca energética en el generador que la usa. Hay casos en los que los propios saltos son puzles, en los que tienes que decidir qué camino seguir o si podrás llegar tan lejos. Y para complicarlos un poco, hay un ciclo de día / noche (que sirve para dividir el juego en capítulos) en los que aunque lleves linterna no verás casi nada en pantalla y no estarás seguro de si estás saltando en la dirección correcta porque solamente intuyes que hay algo al otro lado.

Las partes nocturnas son las peores por eso mismo, porque no puedes disfrutar de los escenarios y porque parece que hayan aprovechado la visibilidad reducida para aumentar un poco la dificultad haciendo trampa.

En cambio de día los paisajes lucen realmente bien, con las montañas siempre al fondo tentándote a continuar, superficies rocosas variadas y un tono rojizo casi permanente. El protagonista absoluto es el planeta desierto, y cuando encuentras alguna construcción se siente como algo especial. Hay altibajos, desde luego, pero el conjunto te sumerge perfectamente en un ambiente de desolación y soledad.

Te sientes diminuto frente a las gigantescas montañas, y los barrancos que tienes que sortear transmiten una sensación de peligro con cada salto, aún sabiendo que si mueres simplemente tendrás que reiniciar el punto de control.

Ayuda también la música, inexistente la mayoría de las veces y que se reduce a unos tonos ominosos cuando está a punto de suceder algo, pero que se complementa perfectamente con los (también escasos) efectos de sonido.

Gráficamente tiene los fallos típicos como objetos que se vuelven transparentes cuando estás muy cerca o sitios los que te puedes quedar encerrado sin posibilidad de moverte, pero son perdonables. También suele suceder que los mensajes que encuentras no los puedes leer (abres el lector y se cierra automáticamente, tras unos segundos ya se comporta bien) pero el único fallo relevante que encontré fue casi al final, en un momento en el que tienes que saltar a una plataforma que parece muy lejana y no lo conseguí porque el juego la había movido y situado realmente muy lejos. Tras casi una hora de intentos reinicié el punto de control y ahora sí, el salto me salió a la primera.

Depende de tu interés por pasar el tiempo explorando, el juego te puede durar entre 6 y 10 horas. A veces parece que lo han estirado demasiado ya que hay muy poca variedad de situaciones y también se nota que han reutilizado algunos trozos de terreno. Pero si te interesa este tipo de títulos en los que lo importante es «la experiencia», pruébalo. Realmente hace un buen trabajo haciéndote sentir que estás en otro mundo.

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