Análisis: Arcania – Gothic 4

11 de noviembre de 2010 a las 9:48 am

Gothic es una de las sagas de juegos de rol europeos más aclamadas de los últimos tiempos. Tras los dos magníficos primeros juegos y un decepcionante para algunos tercero, Piranha Bytes deja de ser el estudio responsable de la saga pasándole el testigo a Spellbound (de los que por cierto no reconozco ninguno de sus anteriores juegos). El resultado seguramente no sea el esperado.

Reconozco ya de entrada que no he jugado a ningún Gothic, y mi única relación con la serie es haber jugado a Risen, el nuevo juego de Piranha, que muchos reconocen como el verdadero sucesor espiritual de la saga. Y se notan las diferencias.

La nueva entrega, Arcania, arranca con nuestro héroe viviendo una pacífica vida como pastor en una isla junto a su novia en una aldea de granjeros. Tras una serie de pequeñas aventuras dedicadas a hacernos entrar en ambiente y enseñarnos a manejarnos con su sistema de combate, inventario y misiones, el pueblo es asolado por una flota de barcos como bajas colaterales de una guerra que parece inacabable.

A partir de ese momento nuestra misión será vengarnos de quien creemos responsable, el rey Rhobar III, yendo a la isla principal en busca de un templo perdido que andan buscando los paladines del rey. En ese templo hay un un yunque que puede forjar las mejores y más poderosas armas que se hayan visto nunca, y con una de ellas podrás matar al rey.

De momento la historia suena bastante típica pero lo importante es como la desarrollen, los personajes que encuentres y la variedad de misiones que tengas que realizar por el camino. Y aquí comienzan las decepciones: la historia es completamente lineal. Normalmente esto no suele ser un problema (todos los juegos son lineales, si no no tendrían un fin) pero la forma de tratarla no me ha parecido la más adecuada para un juego con tal pedigrí.


Para conseguir llegar hasta el templo tendrás que ir superando varios obstáculos que se pueden resumir en uno solo: el camino a la siguiente zona está cerrado y tienes que realizar una serie de misiones para abrirlo. Quizá haya unos bandidos cortando el puente, o un guarda te pida un salvoconducto, o una puerta que solo se abre cuando le haces un encargo a alguien…

En las primeras horas no es demasiado molesto: tienes muchas misiones en marcha, conoces a una gran cantidad de personajes y en general te diviertes. Entonces ves que hay lugares en los que el bosque es demasiado denso y no puedes pasar, o hay alguna roca que no puedes saltar o un lago por el que no puedes pasar a nado. Y te das cuenta que estás encerrado en una parte del mapa, y que para seguir adelante necesitarás cumplir los requisitos que te piden.

Por fin tras unas pocas horas cambias de zona. Ahora hay caminos campestres, huertos, granjas e incluso un castillo. Pero la costa te rodea por todos lados menos por uno, y allí un guardia te echa a patadas porque no puedes pasar sin permiso. Y vuelta a empezar.

De esa forma el gigantesco mapeado (que no lo es tanto una vez comienzas a descubrirlo) se convierte en una serie de niveles por los que vas avanzando de uno en uno. Puedes volver atrás pero no hay motivos una vez has terminado las misiones que te llevan a cambiar de zona. ¿Misiones secundarias? Sí que las hay, pero son muy escasas en comparación a las que hacen avanzar la trama. Hay suficiente variedad de escenarios para que no sientas que estás siempre en los mismos lugares, pero tampoco esperes encontrar lugares especiales o poderosos monstruos únicos esperándote en alguna cueva subterránea o en lo alto de alguna torre.

Gothic siempre se había definido por ser un lugar de espacios abiertos que podías explorar a tu antojo, y en el que los enemigos comenzaban siendo mucho más poderosos, haciéndote sentir indefenso. En Arcania siempre encontrarás enemigos a tu altura, fácilmente derrotados (excepto en contados casos) y en los que nunca podrás adentrarte en zonas para las que no estés preparado.

La decepción en el sistema de misiones se agranda cuando ves en qué suelen consistir: matar a algunos monstruos o encontrar algún objeto. Sí, todos los juegos tienen el mismo tipo de misiones, pero muchos intentan hacerlo más agradable poniendo una buena razón para hacer la misión, personajes carismáticos que alienten tu interés o alguna recompensa por la que luchar. No esperes nada de eso aquí. Aunque no todos los personajes son completamente planos, los diálogos son casi siempre aburridos y acabarás por no hacerles caso. No ayuda en nada el doblaje, que es correcto en el caso de los protagonistas principales (sobre todo el jugador) y que cae a niveles atroces para muchos de los secundarios. Al menos está completamente en castellano.

Y si las voces son… digamos poco profesionales, los gráficos no se quedan atrás. Las caras de los personajes están repetidas por todo el juego. Tienen 4 o 5 modelos que encontrarás siempre, por suerte cambiando su vestimenta o el pelo. Es la única queja que le pongo en materia de gráficos, ya que en este tipo de juegos suele primar más la narración y el sistema de combate y mejoras.

Pero aún así tiene los típicos problemas en los que parte de tu cuerpo atraviesa paredes y puertas, o ves el aire libre desde alguna esquina de una cueva, o aparecen y desaparecen objetos mientras vas andando. Mención especial a la forma en que desaparecen los matorrales cuando estás a un paso de ellos, porque desorienta la primera vez que lo ves. Luego encuentras un esqueleto con una llave detrás de esa desaparición y comprendes que es una forma (chapucera pero útil) de permitirte ver lo que se encuentra a tus pies.

El resto de los gráficos está bien, con algunas vistas espectaculares sobre todo gracias a una buena distancia de dibujado que te permite ver hasta el horizonte los detalles más importantes, y todo sin ningún tipo de carga entre zonas. Claro que también cuenta con un framerate bastante bajo y normalmente estable, pero que cae por debajo de los límites soportables en momentos en los que no parece que tuviese que suceder, como por ejemplo dentro de un castillo. Todo esto es referente a la versión de Xbox 360. La de PC parece ser bastante mejor, al menos si nos fijamos en las pantallas distribuidas por la editora JoWood, algunas de las cuales ilustran este artículo.

Las peleas sí que no suelen enlentecerse a menos que haya un gran número de enemigos en pantalla. Lo normal es ser atacado por grupos de 3 o 4 enemigos, pero en ocasiones y sobre todo en las misiones más importantes pueden llegar a haber hasta quince. El sistema de combate cuenta con una tecla para fijarte sobre un enemigo, lo que puede ser útil cuando estás preparando un conjuro, pero que a veces molesta más que ayuda cuando al moverse los enemigos te cambian el objetivo y tienes que irlo recuperando moviendo el cursor. Supongo que en PC no se dará este problema.

El resto del combate es bastante sencillo. Es un sistema de acción y no se pueden hacer muchas virguerías con el combate cuerpo a cuerpo (ni con el resto). Simplemente ataca con un número de golpes dependiente del nivel de tu habilidad, y puedes desencadenar un aluvión de golpes si esperas a la indicación en pantalla (la espada brilla) pudiendo matar a un enemigo más rápidamente. También puedes bloquear (algo inútil) y rodar para esquivar un ataque.


Además de armas puedes atacar con arcos y con magia. Estos ataques a distancia necesitan más el uso del cursor de fijación del enemigo, y en el caso del arco la habilidad de mantener la mano firme, si no te desesperarás para intentar apuntar a un enemigo. Hay tres tipos de magia (fuego, agua y relámpago) cada una con sus propias características y tendrás que especializarte en alguna de ellas porque es imposible subir de nivel a tu personaje al máximo.

Al subir de nivel te dan varios puntos de habilidad que tienes que gastar en una serie de ramas: armas cuerpo a cuerpo, a distancia, vigor, sigilo y las tres de magia. Cada rama tiene varias habilidades que puedes ir desbloqueando cuando gastas una serie de puntos, pero son tan caras que tendrás que elegir bien qué quieres mejorar.

Eso en parte está bien porque no consigues un personaje todopoderoso y te fuerza a jugar una partida nueva si quieres ver cómo quedaría tu personaje con otra configuración. Pero hay gente a la que precisamente le gusta llevar su personaje al límite y aquí no podrán hacerlo.

Para completar el sistema de mejoras está el inventario con todas las armas, equipo y pociones que puedes preparar. Un buen detalle es que muchas de las armas tienen habilidades únicas (un bono al aluvión de golpes, una posibilidad de aturdir a un enemigo, un bono al combate…) lo que hace que equipes un arma pensando en algo más que el daño que hace. Lo mismo se puede decir del resto del equipo, aunque en este caso se trata de los clásicos bonos a la armadura, resistencia, maná, etc.

El inventario es difícil de navegar, con un extraño sistema para mostrar tu equipo. En un lado de la pantalla está todo el equipo que llevas encima, en el otro lado está todo el disponible. Si quieres equipar por ejemplo un anillo distinto tienes que seleccionarlo (suerte en conseguir encontrarlo entre toda la basura con la que cargarás y sin una forma útil de ordenar los objetos excepto por orden de recogida) y cuando lo encuentres tienes que comparar tú mismo sus habilidades, el juego no te dice qué características suben y bajan con cada uno.

Hay muchos fallos de este tipo, entre cosas que no están muy bien pulidas, otras en las que te inundan de posibilidades que no usarás nunca, un sistema de teleportadores inútil (van ligados en pares y no puedes viajar de un extremo de la isla a otro, ni siquiera entre zonas) y alguna bien implementada como las ranuras de acceso rápido en las que puedes colocar tus objetos más usados, o un minimapa que casi siempre muestra tu destino o los objetos o monstruos que buscas.


La duración es bastante aceptable. Puedes tardar unas 30 horas sin explorar todo el mundo (hay misiones de recolección de varios objetos, los coleccionables que tanto se llevan hoy en día) y quizá hasta 50 si intentas completarlo al 100%. Hay varios niveles de dificultad, de Fácil a Gothic y logros que no te causarán muchas dificultades. Aunque combates puntuales pueden llegar a ser difíciles no perderás mucho progreso porque hay un guardado automático que se ocupa de todo. Y si no lo encuentras suficiente puedes grabar siempre que estés fuera de un combate. Más facilidades no podrían dar.

En definitiva, un sucesor de la saga quizá no tan digno como los anteriores pero lo bastante interesante como para que lo disfrutes siempre que tengas claro lo que ofrece. No salen muchos juegos de rol europeo y no creo que el hecho de no tener un acabado excelente sea suficiente como para no tenerlo en cuenta. Si te gusta la saga Gothic pillarás las referencias y los personajes que salen, lo que puede ser un punto a favor para algunos. Si esperabas un juego como Oblivion busca en otro lado, si te conformas con menos (o al menos algo distinto) aquí está Arcania.

 

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